Los hogares ubicados en el norte de Honduras y los departamentos de Altiplano y Alta Verapaz, en Guatemala, se enfrentarán a un comienzo “temprano” de la temporada de escasez de alimentos tras las pérdidas de 2023 por el fenómeno climático de El Niño, advierte la Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambruna (Fews Net).
La caída en las reservas alimenticias se unirá con deudas domésticas atípicamente altas, mientras que la demanda laboral temporal disminuye en la zona rural debido a la temporada seca, añade en el reporte que examina la disponibilidad de alimentos en los focos de emergencia en América Latina, como Haití, Centroamérica y Venezuela.
“A lo largo de la temporada de escasez, estos factores llevarán a los hogares más afectados a aplicar estrategias de supervivencia, como la migración atípica de miembros del hogar que normalmente no migran por motivos de trabajo, la venta de activos productivos y la reducción de gastos en artículos no alimentarios esenciales”, sostiene Fews Net.
La red explica que los hogares rurales que obtuvieron ingresos en “niveles casi normales” durante la temporada laboral se enfrentarán a “estrés” hasta julio de 2024, es decir, que tendrán que aplicar estrategias de sobrevivencia como la compra de alimentos de menor costo o gestionando un crédito.
Se prevé que en agosto la escasez de comida alcance su punto máximo y los hogares entren en crisis alimentaria fase 3, en la escala CIF, que reúne a las personas con falta crítica y acentuada de acceso a los alimentos, niveles de malnutrición elevados y agotamiento acelerado de los medios de subsistencia.
Las temperaturas altas y las lluvias por debajo del promedio histórico entre marzo y abril provocarán un retraso en el inicio de la siembra de primera –cuando los agricultores comienzan a preparar la tierra con la llegada del invierno–.
“A medida que avanza la temporada, es probable que los pronósticos de lluvias mejoren hasta alcanzar niveles promedio y luego superiores a la media; sin embargo, su probable distribución errática puede provocar daños localizados en los cultivos y mayores casos de plagas y enfermedades”, indica.
Si las condiciones mejoran, se prevé que la cosecha de primera y la caída estacional de los precios alivien las condiciones de seguridad alimentaria en los hogares pobres a finales de agosto.
En los mercados internos de Guatemala, añade Fews Net, la oferta de los cereales básicos se mantiene debido a la cosecha y las importaciones, con precios estables en el maíz blanco y los frijoles negros.
Sin embargo, el maíz blanco se encuentra un 28 % por arriba del costo reportado hace cinco años, mientras que los frijoles se compran un 51 % más caro.