El dictador nicaragüense Daniel Ortega reapareció este sábado en público tras varias semanas de ausencia y en medio de crecientes rumores sobre su salud, luciendo notoriamente demacrado y con un tono más lento y decaído que en anteriores presentaciones.
Pese a su visible deterioro físico, Ortega repitió su acostumbrado discurso plagado de falacias sobre la rebelión cívica de abril de 2018, a la que volvió a describir como un intento de “golpe de Estado”, y arremetió contra los sectores que participaron en el fallido diálogo nacional.
Durante un acto oficial celebrado en la Avenida Bolívar de Managua, con motivo de la entrega de 100 buses donadas por la República Popular China, Ortega reapareció junto a su esposa y co-dictadora Rosario Murillo.
Esta es su primera aparición pública desde que se intensificaron los rumores sobre una supuesta recaída en su estado de salud, alimentados por su ausencia en actos oficiales y por el hecho de que Murillo firmó sola recientes comunicaciones diplomáticas, como una misiva dirigida a la directora de Russia Today, Margarita Simonián.
Con voz extremadamente pausada y un discurso extendido y repetitivo, Ortega retomó su retórica de victimización, afirmando que en 2018 fue víctima de una conspiración “organizada por el imperio” y acusó a los sectores opositores de ser “traidores”.
“Eran basura los que teníamos enfrente (en el diálogo nacional)”, esos” tales estudiantes” y “curas terroristas”, que querían vernos caer… pero aquí estamos, y aquí seguiremos”, exclamó.
El dictador también dirigió duras críticas al sector empresarial que en el pasado fue aliado del régimen sandinista bajo el modelo de “diálogo y consenso”. Ortega expresó amargamente lo que consideró una “traición” por parte de estos empresarios durante las protestas de 2018.
“Nos dieron la puñalada por la espalda, se aliaron con los golpistas. Hoy no necesitamos de esos traidores”, señaló.
En contraste, el líder sandinista dedicó elogios a la República Popular China, a la que calificó como un “aliado verdadero”, al destacar la cooperación no reembolsable con la entrega de los autobuses como muestra de la “amistad y solidaridad” entre ambos países. En su discurso mencionó varias fechas sobre hechos históricos con clara incoherencia.
Desde 2018, organismos internacionales de derechos humanos han documentado más de 355 muertes a manos de las fuerzas policiales y parapoliciales del régimen, además de miles de heridos, detenciones arbitrarias y exiliados. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Grupo de Expertos de Derechos Humanos de la ONU han señalado al Estado nicaragüense por crímenes de lesa humanidad.
La nueva aparición de Ortega ocurre mientras la represión y el silencio oficial continúan marcando la política interna del país.
A pesar de los visibles signos de deterioro físico, el dictador sigue aferrado al poder, respaldado por el aparato represivo y su entorno más cercano, en un contexto de creciente aislamiento internacional.