La persecución religiosa en Nicaragua sumó un nuevo episodio con la expulsión forzosa de la orden de monjas Clarisas, a quienes la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo notificó el desalojo inmediato de sus conventos y la confiscación de sus bienes.
Según denunció la investigadora Martha Patricia Molina, las religiosas, en su mayoría nicaragüenses, fueron forzadas a abandonar sus propiedades con apenas lo que podían cargar en las manos. “Se desconoce el paradero de ellas.
La personalidad jurídica de la congregación les fue otorgada por la Asamblea Nacional en febrero de 2004, pero el 19 de mayo de 2023 fue arbitrariamente cancelada. Ningún religioso abandona su misión en Nicaragua por voluntad propia, sino por la persecución religiosa”, denunció Molina en la red social X
Saqueo en la Curia de Matagalpa
Horas antes de la expulsión de las monjas Clarisas, la investigadora también denunció que camiones de la Policía sandinista y de la alcaldía estaban sacando bienes de la Curia Arzobispal de Matagalpa tomada por la dictadura desde agosto de 2022. Este recinto fue el centro de operaciones del obispo Rolando Álvarez, quien fue secuestrado por el régimen junto a sacerdotes y seminaristas. Álvarez pasó meses en celdas de máxima seguridad, antes de ser desterrado a Roma junto a otros religiosos.
La confiscación de bienes eclesiásticos se ha convertido en una estrategia sistemática del régimen, que desde 2018 ha cerrado y expropiado instituciones vinculadas con la Iglesia católica. Persecución sistemática contra la Iglesia católica.
Desde las protestas de 2018, el régimen de Ortega y Murillo ha intensificado la represión contra la Iglesia católica en Nicaragua, con una serie de acciones que incluyen:
🔴 Expulsión de congregaciones religiosas, como las Misioneras de la Caridad en 2022.
🔴 Cierre y confiscación de universidades y colegios católicos, incluyendo la Universidad Centroamericana (UCA).
🔴 Arresto y desaparición de sacerdotes, con más de 80 religiosos encarcelados, exiliados o desterrados.
🔴 Cierre de medios de comunicación católicos, como Radio Católica de Nicaragua y varias emisoras diocesanas.
🔴 Confiscación de templos y seminarios, como el Seminario Nacional Nuestra Señora de Fátima, que fue entregado al Estado en 2023.
Un ataque frontal contra la fe católica
La dictadura orteguista ha calificado a la Iglesia católica como un “enemigo político”, acusándola de conspirar contra su gobierno. Sin embargo, organismos internacionales han denunciado estas acciones como una violación sistemática de la libertad religiosa.
La Santa Sede ha expresado su preocupación por la persecución a sacerdotes y fieles en Nicaragua, aunque ha evitado confrontaciones directas con el régimen.
Mientras tanto, la investigadora Martha Patricia Molina alertó que Nicaragua atraviesa una de las más graves etapas de represión religiosa, con el desmantelamiento de la estructura eclesiástica y el silencio forzado de sus líderes.
“Sigamos orando por la Iglesia católica de Nicaragua, que enfrenta una de las más duras pruebas de su historia reciente”, concluyó Molina.