En su primera homilía como pontífice, León XIV lanzó un mensaje claro y contundente: la fe está siendo desplazada por falsas promesas de seguridad como el dinero, el poder y el placer. Desde el emblemático altar de la Capilla Sixtina, donde apenas un día antes había sido elegido como el sucesor de Pedro, el nuevo papa advirtió sobre los peligros de una humanidad que, en sus palabras, “antepone otras seguridades a las que propone la fe”.
La misa, celebrada ante los cardenales que lo eligieron tras un cónclave breve pero imprevisible, marcó el inicio de un pontificado que se perfila como una mezcla de continuidad y contraste. León XIV, nacido en Chicago hace 69 años y nacionalizado peruano, no sólo es el segundo papa americano en la historia, sino también una figura marcada por su experiencia misionera en Perú, especialmente en Chiclayo, donde fue obispo.
“Cristo no es un superhéroe ni un líder carismático”, advirtió, en lo que muchos interpretaron como un mensaje directo a la creciente influencia de movimientos evangélicos en América Latina y otras regiones del mundo. Para el nuevo papa, la Iglesia debe recuperar su papel como “arca de salvación” y “faro en la noche”.
El Papa León XIV celebró su primera Misa como pontífice con el Colegio Cardenalicio, en el mismo lugar en el que había sido elegido la víspera: la Capilla Sixtina. En su homilía, ofreció un recordatorio de la misión de la Iglesia en un mundo herido. pic.twitter.com/Znh57QmizD
— ACI Prensa (@aciprensa) May 9, 2025
Aunque su elección sugiere una línea doctrinal continuista con el papa Francisco, los detalles ya apuntan a un estilo más sobrio y apegado a la tradición litúrgica. En su primera aparición pública, León XIV llevó la estola papal, una señal de solemnidad que Francisco había evitado en su debut. No obstante, optó por los mismos zapatos negros, rechazando los emblemáticos mocasines rojos que usaron otros pontífices del pasado.
Su historia personal —de Chicago a Chiclayo, como han titulado algunos medios— ha capturado la atención de fieles y observadores. Hijo de una familia con raíces en España y Francia, y profundamente vinculado a América Latina, León XIV es visto como una figura puente entre continentes, culturas y sensibilidades dentro de la Iglesia.
Desde Jerusalén hasta Roma, la reacción ha sido de cautelosa esperanza. “Su historia es la de un inmigrante”, comentó una fiel austríaca ante las cámaras. Y es precisamente en ese punto donde su papado podría encontrar una de sus mayores fuerzas: en un mundo dividido por fronteras físicas y espirituales, León XIV parece querer presentarse como un papa de las periferias, tanto geográficas como existenciales.