Los restos del Papa Francisco fueron depositados este 26 de abril en la Basílica Santa María la Mayor, cumpliendo su deseo de reposar junto al ícono de la Virgen “Salus Populi Romani”, a quien profesaba una profunda devoción. La sepultura, ubicada en el lateral izquierdo del templo, se caracteriza por su sobriedad: un mármol de Liguria con la simple inscripción “FRANCISCUS” y su cruz pectoral.
El féretro fue trasladado en cortejo fúnebre desde la Plaza de San Pedro, donde previamente se celebró la Misa de exequias ante unos 200,000 fieles. Cientos de obispos, sacerdotes, delegaciones internacionales y miles de peregrinos acompañaron la emotiva ceremonia, entre ellos líderes como Donald Trump, Emmanuel Macron, Javier Milei y Luiz Inácio Lula da Silva.
Pero no solo los poderosos de la Tierra estuvieron en la ceremonia. En las primeras filas también tomaron asiento un grupo de sintecho, familias de inmigrantes y seis presos de la cárcel romana de Rebibbia, que pudieron participar con un permiso especial. Cuarenta personas que, durante estos 12 años de pontificado, han sido tocadas de alguna manera por la ternura del Pontífice.
Durante la homilía, el Cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, destacó que el pontificado de Francisco se caracterizó por su visión de una Iglesia “hospital de campaña”, con puertas abiertas para todos, especialmente para los pobres, los marginados y los inmigrantes. Subrayó su constante llamado a la misericordia y su defensa incansable de la paz y la solidaridad.
“Recurrió varias veces a la imagen de la Iglesia como “hospital de campaña” después de una batalla con muchos heridos; una Iglesia determinada y deseosa de hacerse cargo de los problemas de las personas y los grandes males que desgarran el mundo contemporáneo; una Iglesia capaz de inclinarse ante cada persona, más allá de todo credo o condición, sanando sus heridas”, aseguró en la homilía que pronunció en la multitudinaria Misa de exequias.
El Cardenal Re, de 81 años, recordó que cuando el Cardenal Jorge Mario Bergoglio eligió el nombre Francisco en marzo del 2013, anticipó su “elección programática y de estilo con la que quiso proyectar su Pontificado, buscando inspirarse en el espíritu de san Francisco de Asís”.
De este santo italiano conservó “su temperamento y su forma de guía pastoral”, estableciendo un “contacto directo con las personas y con los pueblos, deseoso de estar cerca de todos, con especial atención hacia las personas en dificultad, entregándose sin medida, en particular por los últimos de la tierra, los marginados”.
“Fue un Papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos. Además, fue un Papa atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia”, señaló el purpurado.
Remarcó que “siempre buscó iluminar con la sabiduría del Evangelio los problemas de nuestro tiempo”, ofreciendo una respuesta “a la luz de la fe” y animando a vivir como cristianos “los desafíos y contradicciones de estos años de cambio, que él solía calificar como “cambio de época””.
“Tenía gran espontaneidad y una manera informal de dirigirse a todos, incluso a las personas alejadas de la Iglesia”, subrayó.
El Vaticano informa que unas 200.000 personas asisten al funeral del Papa Francisco. pic.twitter.com/Bkq384lOlT
— ACI Prensa (@aciprensa) April 26, 2025
Por otro lado, el Cardenal Re puso el foco en la calidez humana del fallecido Pontífice, “profundamente sensible a los dramas actuales”, con la que “realmente compartió las preocupaciones, los sufrimientos y las esperanzas de nuestro tiempo de globalización”.
En la homilía puso en valor también los “innumerables gestos y exhortaciones a favor de los refugiados y desplazados” que elevó Francisco, y “su insistencia en actuar a favor de los pobres”.
A continuación, el Cardenal Re hizo un repaso de sus 47 viajes apostólicos que comenzaron en Lampedusa, isla símbolo del drama de la emigración con miles de personas ahogadas en el mar.
La Misa concluyó con el rito tradicional de la “ultima commendatio et valedictio”, reservado exclusivamente para los funerales papales. Luego, los sediarios trasladaron el ataúd hacia la Basílica Santa María la Mayor, acompañados por una multitud silenciosa que convirtió a Roma en un templo al aire libre. Entre los asistentes destacados se encontraban personas sin hogar, migrantes y reclusos de la cárcel de Rebibbia, invitados en reconocimiento al espíritu inclusivo del Papa.
El legado de Francisco queda marcado por su impulso a la evangelización, su apuesta por la fraternidad universal reflejada en la encíclica Fratelli tutti, su defensa del medio ambiente con Laudato si’, y su incansable llamado al diálogo interreligioso. “Querido Papa Francisco, ahora te pedimos que reces por nosotros y bendigas al mundo entero”, expresó el Cardenal Re en el último adiós al Pontífice argentino que quiso ser, hasta su último aliento, “un pastor con olor a oveja”.