Mientras las cifras del turismo en Nicaragua continúan en caída libre tras 7 años de represión y violaciones masivas a los derechos humanos, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha emprendido una curiosa cruzada por captar visitantes en rincones ideológicamente afines del mundo.
Esta vez, el turno fue para Vietnam, donde Nicaragua debutó en la Feria Internacional de Turismo de Hanói (VITM 2025), en un intento por abrirse paso en el mercado asiático pese a su creciente aislamiento en Occidente.
La presencia nicaragüense en Hanói no fue casual ni aislada. Se inscribe dentro de una estrategia de promoción turística que ha priorizado los foros en países aliados como China, Rusia y ahora Vietnam, todos con estrechos vínculos políticos y diplomáticos con el régimen sandinista.
En cada escenario, la narrativa oficial busca mostrar a Nicaragua como un “destino verde” y “paraíso de paz” con más del 20 % de su territorio declarado área protegida y reservas de biosfera reconocidas por la UNESCO.
“Vietnam representa un mercado prometedor para el crecimiento turístico de Nicaragua en 2025”, declaró Mara Vanessa Stotti, codirectora del Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur), quien también aseguró que ya han recibido a los “primeros turistas vietnamitas”, los cuales habrían dado “retroalimentación muy positiva”.
Totti es nuera de la villana Rosario Murillo, co dictadora de Nicaragua; está casada con Daniel Edmundo Ortega Murillo, uno de los tantos hijos de la familia dictatorial en puestos de poder en Nicaragua.
Sin embargo, el entusiasmo oficial contrasta con los datos del Banco Central de Nicaragua, que revelan un panorama preocupante para el turismo.
Durante 2024, el país apenas captó 510,9 millones de dólares en ingresos por visitantes extranjeros, una caída del 30,9 % respecto al año anterior. Se trata no solo de una merma significativa frente a los 739 millones de 2023, sino incluso inferior a los ingresos de 2022.
El informe oficial atribuye la caída al menor número de turistas provenientes de Estados Unidos, Sudamérica y Europa, regiones que han elevado sus alertas de viaje a Nicaragua debido a la represión política, el control policial y el deterioro del Estado de derecho.
Además, la estadía promedio de los visitantes bajó de 10,6 a 9,9 días, mientras que el número total de turistas descendió en casi un 10 %.
A pesar de que el gasto diario por turista se incrementó levemente de 43,7 a 45,7 dólares, la merma en el flujo total de viajeros terminó afectando severamente el balance general del sector.
Analistas locales ven la apuesta por Vietnam como parte de una política exterior basada en la ideología más que en el análisis de mercado. “Nicaragua se está promocionando donde tiene aliados políticos, no donde tiene turistas potenciales”, señaló un economista nicaraguense bajo condición de anonimato, exiliado en Costa Rica.
El principal mercado del turismo nicaragüense sigue siendo Centroamérica, seguido de Estados Unidos y algunos países europeos, todos los cuales han deteriorado sus vínculos diplomáticos con Managua.
El intento por maquillar el deterioro económico con estrategias de mercadeo en ferias lejanas no parece suficiente para frenar la tendencia negativa. Incluso el propio Banco Central advirtió que sus previsiones de crecimiento económico —de entre 3,5 % y 4,5 % para 2025— podrían ser revisadas tras el impacto de nuevas sanciones económicas, entre ellas un arancel del 18 % impuesto por la Administración de Donald Trump a las exportaciones nicaragüenses hacia EE.UU., el principal socio comercial del país.
Mientras tanto, Nicaragua sigue apostando por atraer turistas desde Asia, en medio de una severa crisis interna que ha convertido al país en uno de los destinos menos visitados de Centroamérica en los últimos años.
