¿Qué efectos tendrá la reelección indefinida en El Salvador? Ya se implementó en otros países de Latinoamérica

Con una reforma exprés avalada por su mayoría legislativa, el presidente Nayib Bukele, logró habilitar la reelección indefinida en El Salvador, desatando una fuerte alarma regional. Aunque el cambio parece inédito, la historia reciente de Latinoamérica demuestra que no lo es y que puede tener serias consecuencias para las democracias.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, goza de gran popularidad.

La Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó la semana pasada una reforma constitucional que permite la reelección presidencial indefinida, extendiendo además el mandato de cinco a seis años y eliminando la segunda vuelta electoral.

Con 57 votos a favor sobre un total de 60, el oficialismo selló un cambio que, según analistas, marca un punto de inflexión para la democracia salvadoreña y revive un parón ya visto en la región.

La mayoría de diputados en El Salvador son oficialistas.

Nayib Bukele fue reelecto en 2024 y tiene un alto índice de popularidad por sus políticas de seguridad, ahora podrá postularse de forma indefinida gracias a la reforma hecha a la Constitución.

Frente a las críticas, el mandatario defendió la medida comparándola con los sistemas parlamentarios europeos donde no existen límites a la reelección, aunque algunos expertos advierten que esa comparación ignora diferencias fundamentales entre regímenes.

 

Ya pasó en Nicaragua y Venezuela

Lo ocurrido en El Salvador se asemeja al camino tomado por otros gobiernos latinoamericanos como Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, que también modificaron sus constituciones para permitir la reelección sin restricciones.

En todos los casos, las reformas fueron impulsadas por presidentes con amplias mayorías en el poder legislativo o control sobre la justicia de sus países.

En Bolvia, Evo Morales impulsó una reforma constitucional para aspirar a un cuarto mandato.

Algunos especialistas coinciden en que la reelección indefinida, lejos de fortalecer la soberanía popular, tiende a concentrar el poder en manos del Ejecutivo y debilita los contrapesos institucionales.

“El planteamiento de Bukele sería más creíble si diera ejemplos de países con regímenes presidenciales que tengan reelección indefinida. Verá que son autoritarios, como Venezuela o Nicaragua”, explicó a la BBC el constitucionalista Agustín Grijalva.

Rafael Correa también impulsó una reforma constitucional para favorecer su reelección.

La experiencia de Bolivia y Ecuador, que posteriormente revirtieron esas reformas tras la salida de Evo Morales y Rafael Correa, demuestra que estos cambios pueden tener marcha atrás. Sin embargo, la reversión depende en gran parte de la fortaleza de las instituciones, algo que hoy muchos observadores dudan que ocurra en El Salvador.

La decisión salvadoreña ya generó reacciones de organizaciones internacionales. Human Rights Watch advirtió que el país sigue “el mismo camino” de Venezuela: un liderazgo carismático que, amparado en su popularidad, busca perpetuarse en el poder erosionando el sistema democrático.

HRW comparó lo que está pasando en El Salvador con la situación política de Venezuela.

La comunidad internacional, observa con atención, mientras crecen las comparaciones con modelos de corte autoritario.

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