El filántropo y bloguero Shin Fujiyama corre por El Salvador entre aplausos, como parte de su ambicioso reto de correr 3,000 kilómetros desde México hasta Honduras. El lunes, Fujiyama inició su recorrido desde el parque municipal de Lourdes, en La Libertad, cruzando las principales calles de la capital antes de llegar a la Biblioteca Nacional, uno de los atractivos turísticos del Centro Histórico de la capital.
La hazaña de Fujiyama tiene un noble propósito: recaudar fondos para construir 10 escuelas en Honduras. Durante su paso por El Salvador, el atleta japonés-americano ha expresado su admiración hacia el presidente Nayib Bukele, destacando su labor en la mejora de la seguridad en el país.
“Cuando pase por la Casa Presidencial, diré: ‘Gracias Presidente Bukele por enseñarnos que en esta vida nada es imposible’”, manifestó Fujiyama.
#Reto3000Km | “Él (Presidente @nayibbukele) ha inspirado a muchos, tal vez él no sabe el impacto que tiene afuera de El Salvador, personas de Japón que hemos aprendido del Presidente Bukele que no hay un sueño demasiado grande”: Shin Fujiyama. #SecretaríaDePrensa pic.twitter.com/gf5rLuTQLG
— Secretaría de Prensa de la Presidencia (@SecPrensaSV) October 23, 2024
La llegada del filántropo ha sido recibida con entusiasmo por la población salvadoreña, que lo saluda en su recorrido.
Fujiyama, que ya ha atravesado México y Guatemala, ha compartido que la figura del presidente salvadoreño lo ha inspirado a lo largo de su viaje.
“Él ha inspirado a muchos; cuando comencé el reto tenía miedos y dudas, pero veía los videos de él, que hizo todo cuando la gente decía que era imposible”, comentó.
A medida que Fujiyama avanza en su carrera, su mensaje resuena entre los salvadoreños y más allá de las fronteras del país.
“Quiero decirle al Presidente Bukele, muchas gracias por enseñarle al mundo y a mí, que no existe un sueño demasiado grande”, concluyó el filántropo.
Hoy, Shin Fujiyama completa un recorrido de 50 kilómetros, culminando en Guazapa, al norte de la capital y una de las localidades de la guerra en los años 80, dejando una huella significativa en su paso por El Salvador.