El Papa Francisco experimentó en las últimas 24 horas una “leve mejoría” en su salud, según el informe médico difundido este miércoles 26 de febrero por el Vaticano. No obstante, los médicos mantienen un “pronóstico reservado”, ya que el estado del Pontífice sigue siendo delicado y requiere observación constante.
El boletín informativo del Vaticano detalló que la insuficiencia renal detectada el pasado domingo ha desaparecido por completo. Además, la tomografía computarizada realizada el martes confirmó una “evolución normal” en su cuadro inflamatorio pulmonar.
El Papa Francisco fue diagnosticado con una infección pulmonar bilateral que afecta ambos pulmones, por lo que continúa con un tratamiento antibiótico intensivo.
Los análisis de sangre realizados esta mañana corroboraron la tendencia favorable observada en los días anteriores. Sin embargo, tras 13 días de hospitalización, el Pontífice aún necesita el uso de dos cánulas nasales para recibir oxígeno.
A pesar de ello, el Vaticano destacó que desde el sábado pasado, el Papa no ha experimentado más crisis respiratorias agudas.
“Continúa con oxigenoterapia de alto flujo, sin haber presentado crisis respiratorias asmáticas en las últimas horas”, señaló el informe.
Además de la terapia antibiótica, el Papa Francisco está recibiendo sesiones de fisioterapia para mejorar el estado de sus vías respiratorias. Aunque su salud muestra signos de mejoría, el equipo médico sigue evaluando su evolución, sin poder garantizar el curso futuro de su recuperación.
Por su parte, fuentes vaticanas confirmaron que esta mañana, al despertar, el Papa Francisco pudo sentarse en el sillón de su habitación en la décima planta del hospital Policlínico Gemelli de Roma, donde permanece ingresado desde el 14 de febrero.
También recibió la Eucaristía, lo que indica que aún no está en condiciones de celebrar la Misa por sí mismo.
A pesar de su estado de salud, el Pontífice retomó sus actividades a principios de esta semana. El lunes convocó un consistorio de cardenales y recibió la visita del Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, y del arzobispo Edgar Peña Parra, Sustituto para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado.
No obstante, desde entonces, no ha recibido más visitas.