Nicaragua, el peor país en América para los periodistas independientes

No hay ningún otro país en el continente, tan problemático para ejercer el periodismo como Nicaragua, donde el régimen ha arrasado con la crítica y ha obligado a los comunicadores independientes a huir y exiliarse. Esto, según la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Nicaragua fue clasificada nuevamente en el último lugar del Índice de Chapultepec 2024, con una puntuación de 6.51 puntos sobre 100, lo que le ubica como un país sin libertad de expresión, según el informe presentado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) durante su 80 Asamblea Anual en Córdoba, Argentina.

Este índice refleja la alarmante situación de la libertad de prensa y expresión en el país, destacando un marcado retroceso en los derechos fundamentales de los ciudadanos y periodistas, según el reporte del índice.

El informe del Índice de Chapultepec describe a Nicaragua como una nación en la que la violencia e impunidad contra periodistas y medios de comunicación son la norma, con un férreo control del periodismo independiente.

Esto convierte al país en uno de los entornos más represivos de la región, donde la ciudadanía no tiene la posibilidad de informarse ni expresarse de manera libre.

Ocupar el sótano en libertad de prensa, no es nuevo para el país. En 2023, Nicaragua ya ocupaba el último lugar en el índice, por debajo de Venezuela y Cuba.

El país centroamericano no solo ha mantenido su lugar en el fondo de la lista, sino que ha empeorado su puntuación en comparación con el año anterior, cayendo de 8.50 puntos en 2023 a 6.51 en 2024.

Un entorno hostil para periodistas

Uno de los aspectos más preocupantes del informe es la denuncia de que “ya no hay periodistas en Nicaragua”, como advirtió el exiliado Fabián Medina, editor del diario La Prensa.

Durante la asamblea de la SIP, Medina destacó que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha desmantelado por completo el periodismo independiente, obligando a los profesionales de la prensa a huir del país bajo amenaza de represalias.

Medina, quien se vio forzado a abandonar Nicaragua en 2021 y actualmente reside en Costa Rica, recibió el Premio a la Libertad de Prensa 2024 en nombre de todos los periodistas latinoamericanos exiliados.

En su discurso, Medina declaró: “En Nicaragua nos consideran más peligrosos que los narcotraficantes”, haciendo referencia al trato represivo del gobierno hacia los periodistas.

Represión y persecución de la prensa

El régimen Ortega-Murillo ha intensificado su represión en 2024, adoptando medidas drásticas como la deportación de periodistas y presos políticos.

En septiembre de este año, 135 presos políticos, incluidos periodistas independientes, fueron deportados a Guatemala, y un año antes, en 2023, el régimen ya había enviado a 222 presos políticos, entre ellos directores de medios de comunicación, a Washington.

En ambos casos, los deportados sufrieron la pérdida de su nacionalidad, una táctica que el régimen ha utilizado para despojar a los disidentes de cualquier legitimidad política y legal, así como para robar sus bienes.

Además, el gobierno ha recurrido a estrategias como la denegación de visas para periodistas extranjeros e influencers, limitando aún más el acceso a la información dentro del país.

Los pocos periodistas que permanecen en Nicaragua, en su mayoría personas mayores que ya no ejercen activamente, son objeto de vigilancia constante.

El informe de la SIP señala que, desde abril de este año, estos periodistas deben reportarse a las estaciones de policía, lo que constituye un mecanismo de control directo sobre los últimos vestigios de prensa libre en el país.

Al menos 278 periodistas se han exiliado, cientos han abandonado el oficio y los que operan, bajo control del régimen, trabajan en medios de la familia dictatorial Ortega-Murillo o en medios afines o satélites de la dictadura.

Impacto en el periodismo independiente

Uno de los ejemplos más icónicos del ataque del régimen contra el periodismo es el caso de La Prensa, uno de los periódicos más influyentes y antiguos de Nicaragua.

La redacción de este medio fue desmantelada tras ser ocupada por las fuerzas de seguridad del régimen, lo que obligó a sus periodistas a abandonar el país, muchos de ellos escapando clandestinamente.

El asalto a La Prensa es emblemático de la ofensiva más amplia del régimen contra los medios de comunicación independientes y los derechos de libre expresión en Nicaragua.

Comparación con otros países de la región

Nicaragua se posiciona por debajo de Venezuela, que alcanzó una puntuación de 6.52 puntos, lo que refleja una ligera diferencia en el índice, pero que, en la práctica, muestra que ambos países están sumidos en una situación crítica en términos de libertad de prensa.

La SIP también destacó que Nicaragua ha superado en represión a países como Cuba, tradicionalmente conocido por su control estatal sobre los medios.

Por el contrario, países como Chile ocupan el primer lugar en el Índice de Chapultepec, con una puntuación de 79.65 puntos, lo que lo clasifica como una nación con baja restricción a la libertad de prensa y expresión.

Este contraste resalta la grave situación en Nicaragua, donde el régimen Ortega-Murillo ha logrado cerrar el espacio para el periodismo libre, instaurando un entorno de represión y censura total.

La “depuración” del sistema político por Ortega

El informe de la SIP también señala que el régimen de Ortega continúa “depurando” el sistema político del país, cerrando el cerco sobre las libertades de prensa y expresión.

Esta depuración incluye no solo la persecución de periodistas, sino también de activistas políticos, miembros de la sociedad civil y cualquier voz crítica al gobierno.

El contexto de la represión en Nicaragua no se limita a los medios de comunicación. La violencia estatal, el control sobre las instituciones democráticas y la persecución de disidentes forman parte de una estrategia más amplia para consolidar el poder autoritario en el país.

La SIP resalta que el régimen ha implementado un control férreo sobre los pocos periodistas que permanecen en el país, lo que ha llevado a la desaparición casi total de la prensa independiente.

¿Qué significa ser el último en el Índice de Chapultepec?

El Índice de Chapultepec se ha convertido en un indicador crucial para evaluar el estado de la libertad de prensa en los países de América.

Desarrollado por la SIP en colaboración con la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) de Venezuela, este índice utiliza una metodología que combina la participación de académicos, periodistas y expertos en libertad de expresión.

Nicaragua, al ocupar el último lugar en el índice, se encuentra en una categoría crítica, caracterizada por la falta absoluta de garantías para la libertad de prensa, el control estatal sobre los medios y un ambiente de violencia e impunidad.

Los resultados del índice no solo son una condena al estado actual de la libertad de expresión en Nicaragua, sino que también representan un llamado de atención para la comunidad internacional, que debe continuar presionando al régimen de Ortega para que ponga fin a la represión y restablezca las libertades fundamentales en el país.

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