Una ceremonia civil realizada entre dos mujeres mexicanas en la Embajada de México en Guatemala desató una nueva controversia diplomática y legal en un país que aún no reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo.
El enlace se celebró el viernes 13 de junio como parte de las actividades por el Mes del Orgullo y fue calificado por las autoridades consulares como un paso hacia la inclusión, el respeto y la igualdad, pero desató críticas entre políticos guatemaltecos.
“Celebramos el amor sin fronteras”, escribió la embajada en su cuenta oficial de X, destacando que se trató del primer matrimonio igualitario realizado en esa sede. Según el consulado, la unión está legalmente permitida cuando ambas personas son mexicanas, en cumplimiento con la legislación vigente en México.
El cónsul Alejandro Martínez Peralta destacó que “las representaciones de México en el exterior son siempre una zona segura para la comunidad LGBTIQ+” y que las contrayentes, apodadas “las chilangas”, además de ser pareja desde hace años, promueven la cultura mexicana en Guatemala a través de la gastronomía.
— ConsulMexGuate (@ConsulMexGuate) June 12, 2025
No obstante, el evento provocó una ola de rechazo entre sectores conservadores guatemaltecos.
El diputado Allan Rodríguez, del partido Vamos, arremetió contra la ceremonia alegando que el acto “contraviene el ordenamiento jurídico guatemalteco”, ya que la legislación del país solo reconoce la unión entre un hombre y una mujer. Rodríguez subrayó que, aunque las embajadas gozan de inmunidades, “no constituyen territorio extranjero” y deben acatar las leyes locales.
El parlamentario —quien enfrenta sanciones por parte de Estados Unidos por obstaculizar esfuerzos anticorrupción— acusó a México de intentar “imponer agendas ideológicas ajenas” a Guatemala.
El congresista Elmer Palencia, del partido VALOR, también condenó la ceremonia, calificándola como una “provocación” en lugar de un acto de inclusión. “México debe respetar la soberanía y las instituciones sociales guatemaltecas”, declaró.
Sin embargo, voces expertas como la del abogado constitucionalista Edgar Ortíz contradijeron estos señalamientos. Ortíz argumentó que la ceremonia está amparada por la Convención de Viena, que establece que las actividades dentro de los recintos diplomáticos no están sujetas a la jurisdicción del país anfitrión. “Los efectos de esta boda se producen en México, no en Guatemala, donde no se alteran sus leyes”, aclaró.
Además, Ortíz consideró que son los legisladores guatemaltecos quienes están vulnerando la soberanía al intervenir en decisiones de otro Estado. “Eso es mucho más irrespetuoso”, sostuvo.
El gobierno del presidente Bernardo Arévalo respaldó la interpretación legal, recordando que las embajadas gozan de inmunidad territorial y que este acto fue dirigido exclusivamente a ciudadanas mexicanas, siendo competencia del gobierno de México.
El hecho expone la tensión entre la protección de derechos LGBTIQ+ y el respeto a los marcos legales locales en América Latina, donde aún hay países que no han legalizado el matrimonio igualitario, pero donde las relaciones diplomáticas permiten abrir espacios para el reconocimiento de la diversidad.