Los saludos del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, dirigidos a Costa Rica, El Salvador y Guatemala fueron cálidos y destacaron la cooperación estrecha en materia económica, de seguridad y migración.
En contraste, el mensaje a Nicaragua tuvo un marcado tono crítico hacia el régimen de Daniel Ortega, mientras que la felicitación a Honduras resultó más general y distante, sin menciones destacadas a la relación bilateral.
En el caso de Costa Rica, Rubio subrayó la relación “sólida y productiva” con Estados Unidos, basada en el comercio, la inversión y el rol de San José como promotor de la paz y la estabilidad regional. El mensaje resaltó la intención de seguir fortaleciendo esa asociación en los próximos años.

Saludó a todos los países por separado
El saludo a El Salvador fue aún más cercano, al señalar que “el vínculo entre Estados Unidos y El Salvador nunca ha sido tan fuerte”. Rubio destacó la cooperación bajo los presidentes Donald Trump y Nayib Bukele, en áreas como seguridad, migración y crecimiento económico.
Con Guatemala, el comunicado también fue positivo y detallado. Rubio enfatizó la cooperación con el presidente Bernardo Arévalo en temas de extradiciones, repatriaciones, lucha contra el narcotráfico y acuerdos bilaterales recientes sobre infraestructura y seguridad. El mensaje destacó la alianza histórica de más de 175 años entre ambos países.

El contraste se evidenció en el mensaje a Nicaragua, donde Rubio no felicitó al gobierno sino que expresó solidaridad con el pueblo, tanto dentro del país como en el exilio. Reiteró el apoyo de Estados Unidos a la “restauración de la democracia” y condenó la represión del régimen de Ortega, marcando la diferencia más fuerte en el tono diplomático.
En cuanto a Honduras, la felicitación fue breve y genérica. Aunque mencionó la importancia de promover democracia, prosperidad y seguridad, el comunicado evitó destacar logros específicos de la relación bilateral bajo la administración de Xiomara Castro. Esta frialdad contrasta con el énfasis positivo dado a Guatemala, El Salvador y Costa Rica.

Los mensajes enviados por Rubio reflejan una política diferenciada de Estados Unidos hacia Centroamérica: mientras se afianzan las alianzas con gobiernos considerados aliados estratégicos, Washington mantiene críticas firmes a Nicaragua y distancia con Honduras, país gobernado por la izquierda y con relaciones menos alineadas a los intereses de la Casa Blanca.