Al cumplirse este viernes 7 años del inicio de la rebelión cívica de abril de 2018 en Nicaragua, 2 destacadas organizaciones de la sociedad civil en el exilio —el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más y la Plataforma por la Unidad de la Democracia (PUDE)— alzaron la voz desde Costa Rica para reafirmar su compromiso con la verdad, la justicia y la memoria, frente a un régimen que ha convertido la represión en política de Estado.
Ambas organizaciones coinciden en que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo convirtió el estallido social de 2018 en una masacre y en un punto de inflexión hacia una dictadura totalitaria, responsable de crímenes de lesa humanidad que siguen impunes hasta hoy.
Al conmemorar siete años de la rebelión cívica de abril de 2018, el @ColectivoNunca, resalta el valor y la determinación del pueblo nicaragüense que desde esa fecha hasta hoy se ha mantenido firme en su convicción de búsqueda de justicia y libertad. #7añosdeabril #Nicaragua pic.twitter.com/Y2qciD6ecJ
— Colectivo Nicaragua Nunca Más (@ColectivoNunca) April 18, 2025
Una dictadura criminal, sostenida por el miedo
Desde su comunicado, PUDE enfatiza que abril “no fue un momento, fue un movimiento”, una afirmación que resume el espíritu con que muchos exiliados conmemoran esta fecha por todas partes del mundo.
La organización recalca que la represión no ha sido circunstancial, sino estructural, y acusa directamente al régimen sandinista de sostenerse “por el miedo, la mentira y alianzas con estructuras transnacionales de corrupción, narcotráfico y violencia”.
Con un tono firme, denuncian que el Frente Sandinista de Liberación Nacional, el partido de la dictadura familia Ortega Murillo, “no representa al pueblo, lo oprime”, e insisten en que “no habrá reconciliación sin justicia ni olvido que borre los nombres” de las víctimas.
🇳🇮 Hoy, 7 años después, seguimos alzando la voz por quienes ya no pueden.
⛓ La dictadura quiso silenciarnos con miedo, cárcel y exilio. Pero aquí estamos: organizados, resistentes, invencibles.
¡Seguimos! ¡Resistimos! ¡Volveremos! 🌱#AbrilNoSeOlvida #7AñosDeAbril💙 pic.twitter.com/suPkirJyot
— PUDE (@pudenicaragua) April 18, 2025
PUDE también destaca que este aniversario no es solo una conmemoración, sino una jornada de acción y organización.
Llama a reconstruir el país “con valentía, ética y visión de futuro”, y a acompañar a quienes luchan en silencio: “A quienes callan por miedo, les decimos: no están solos”.
Crímenes sistemáticos y memoria como resistencia
Por su parte, el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más difundió un pronunciamiento que documenta con rigor las violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen desde abril de 2018.
En su informe, recuerdan que las manifestaciones pacíficas fueron brutalmente reprimidas con francotiradores, torturas y persecución, con saldo de más de 355 asesinados, incluidos 23 menores de edad.
“El 18 de abril sigue vigente”, afirma el Colectivo, señalando que el estallido fue consecuencia de una acumulación de agravios que iniciaron desde el regreso de Ortega al poder en 2007.

Desde entonces, advierten, el régimen ha instaurado un sistema de control represivo que ha devastado la institucionalidad y criminalizado la disidencia, a la vez que obliga al exilio y el destierro a casi un millón de personas, incluyendo familias enteras.
El documento denuncia el uso de paramilitares, la complicidad de la Policía y el Ejército, y la represión dirigida contra periodistas, estudiantes, defensores de derechos humanos y líderes religiosos.
Subrayan que más de 5.600 organizaciones civiles han sido clausuradas, se ha confiscado la Universidad Centroamericana (UCA) y casi 300 periodistas se han visto obligados al exilio.
Asimismo, el Colectivo destaca su contribución al informe de expertos de la ONU que identifica a 54 funcionarios del régimen como responsables directos de delitos de lesa humanidad, incluidos mandos del Ejército, la Policía, el sistema penitenciario y miembros de la Juventud Sandinista.
Un llamado a mantener viva la llama de abril
Las dos organizaciones coinciden en que el exilio no ha logrado apagar el impulso cívico que nació en abril.
Por el contrario, consideran que la diáspora nicaragüense se ha convertido en un actor clave de denuncia y articulación política, en un contexto donde la represión dentro del país se ha intensificado.
El Colectivo Nunca Más exige en su comunicado la liberación inmediata de al menos 52 personas presas políticas, víctimas de tortura, aislamiento y tratos crueles. “Cada una de ellas representa la dignidad de un pueblo que no se rinde”, expresan.
PUDE, por su parte, insiste en que la memoria es una herramienta de resistencia. “No aceptamos normalizar la represión ni resignarnos a la dictadura”, sostienen, y cierran su proclama con un grito de esperanza: “¡Seguimos! ¡Resistimos! ¡Volveremos!”.
Una lucha prolongada, sin olvido ni rendición
Ambas declaraciones refuerzan la visión de que Nicaragua vive una dictadura que se niega a ceder el poder y que ha institucionalizado la represión, pero que también enfrenta una ciudadanía decidida a seguir luchando, aunque sea desde el destierro.
“La memoria, la verdad y la justicia nos guían. No olvidamos y no nos rendimos. Nicaragua volverá a ser república”, concluye el Colectivo Nicaragua Nunca Más, reafirmando que la justicia internacional es una vía irrenunciable para alcanzar la rendición de cuentas.
Gonzalo Carrión, activista de derechos humanos y fundador del Colectivo, señala que siete años después del estallido social que marcó a una generación “el 18 de abril se mantiene como símbolo de resistencia, como fecha de duelo, pero también como promesa de un futuro distinto, forjado en la memoria de quienes no han callado”.Si