El gobierno de Taiwán acusó el miércoles a China de manipular la interpretación de la Resolución 2758 de la ONU, aprobada en 1971, para justificar un eventual ataque contra la isla y reforzar su narrativa de soberanía.
En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán (MOFA) sostuvo que Pekín “deliberadamente engaña a la comunidad internacional” al presentar esa resolución como un respaldo legal a la política de “una sola China”.
“Esto busca crear una base legal para alterar el statu quo en el estrecho de Taiwán y para un futuro asalto militar contra la isla”, señaló el gobierno taiwanés.
“Solo el gobierno democráticamente electo de Taiwán puede representar a los 23 millones de habitantes dentro del sistema de Naciones Unidas y mecanismos multilaterales internacionales”, agregó.
La respuesta de Taipei surge tras la publicación de un documento oficial del Ministerio de Exteriores chino, que asegura que la resolución “confirma y encarna plenamente el principio de una sola China”, considerando a la República Popular China como “el único gobierno legítimo que representa a toda China, incluida Taiwán”.
El texto chino acusa a Estados Unidos y a otros países de “distorsionar y desafiar” la resolución con el fin de ampliar el espacio internacional de la isla.
Washington, en cambio, ha denunciado reiteradamente lo que califica como “uso coercitivo y erróneo” de la resolución por parte de Pekín.
Un portavoz del Departamento de Estado señaló que la Resolución 2758 “no limita la decisión soberana de ningún país de relacionarse con Taiwán ni excluye su participación significativa en el sistema de la ONU y en otros foros multilaterales”.
La cancillería taiwaesa calificó de “absurda y ridícula” la interpretación china y sostuvo que “exhibe el intento de China de sabotear el orden mundial basado en reglas”. También reiteró que ni la República de China (Taiwán) ni la República Popular China son subordinadas entre sí, y recalcó que Pekín “nunca ha gobernado Taiwán”.
La Resolución 2758, adoptada en la 26ª Asamblea General de la ONU en 1971, reconoció a la República Popular China como representante legítima del país en Naciones Unidas, lo que provocó la salida de Taiwán del organismo y su exclusión de todas sus agencias. Desde entonces, la isla, que nunca ha sido gobernada por la República Popular China, ha buscado recuperar un espacio en instancias internacionales.