Estados Unidos anunció este jueves que se opondrá a que instituciones financieras multilaterales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), financien proyectos de empresas chinas en Colombia y en otros países de la región que estén vinculados a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
La medida fue confirmada este jueves por el Departamento de Estado, que consideró que los proyectos respaldados por compañías estatales o controladas por el Gobierno chino representan un riesgo para la seguridad regional.
“Los dólares de los contribuyentes norteamericanos NO DEBEN utilizarse de ninguna manera por organizaciones internacionales para subsidiar empresas chinas en nuestro hemisferio”, advirtió la institución en un comunicado oficial.
El pronunciamiento de Washington ocurre un día después de que el presidente colombiano, Gustavo Petro, firmara un acuerdo para que su país se sume a la llamada Ruta de la Seda, un ambicioso programa del Gobierno de China que busca expandir su influencia global a través de millonarias inversiones en infraestructura.
“Ya entramos a la Ruta de la Seda”, expresó Petro en un comunicado emitido por su oficina tras sostener una reunión bilateral con el presidente chino, Xi Jinping, en el marco de una visita oficial a Pekín.
El mandatario colombiano celebró la adhesión al plan chino y aseguró que este paso “cambia la historia de nuestras relaciones exteriores”, según lo escribió en la red social X, al compartir un video donde la canciller Laura Sarabia suscribía el acuerdo en representación del país.
En contraste, Panamá anunció en febrero su retiro de la Ruta de la Seda y el presidente José Raúl Mulino lo justificó diciendo que la iniciativa china no había traído beneficios a su país.
El gobierno estadounidense ha criticado en reiteradas ocasiones la expansión económica de China en América Latina, alertando sobre los efectos geopolíticos y estratégicos que implican estos acercamientos, especialmente cuando involucran infraestructura crítica o recursos naturales.
Con esta decisión, Estados Unidos busca frenar el avance de Pekín en el continente y mantener su influencia sobre los organismos multilaterales donde ejerce poder financiero y político.