Estados Unidos inició un amplio despliegue militar en Latinoamérica y el Caribe con el envío de más de 4 mil infantes de marina y marineros acompañados de destructores, submarinos nucleares y aviones de vigilancia.
El objetivo declarado por Washington es combatir los cárteles del narcotráfico, aunque las autoridades estadounidenses reconocieron que, por ahora, la misión es principalmente disuasoria.
Según reveló la cadena CNN, el operativo incluye al Grupo Anfibio Listo de Iwo Jima (ARG), la 22 ª Unidad Expedicionaria de Marines, un avión de reconocimiento P-8 Poseidon, varios buques de guerra con misiles guiados y un submarino de ataque de propulsión nuclear.

Altos funcionarios del Departamento de Defensa explicaron que se busca enviar un mensaje de fuerza a los cárteles en la región.
El despliegue fue confirmado por el secretario de Estado, Marco Rubio, quien aseguró que la orden fue emitida directamente por el presidente Donald Trump.
Días antes la Casa Blanca había autorizado en secreto al Pentágono a usar las Fuerzas Armadas en operaciones antidrogas en territorio extranjero, lo que ha encendido el debate sobre posibles riesgos legales y políticos.

Aunque las tareas de combate al narcotráfico han estado tradicionalmente a cargo de la DEA y no del ejército, analistas señalan que el gobierno republicano apuesta por una mayor participación militar.
Un oficial citado por CNN subrayó que la presencia de marines en la región “abre más opciones” para una eventual acción militar directa si Trump la ordena.
Reacciones encontradas
La medida tomada por Estados Unidos ha generado reacciones inmediatas en la región. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, rechazó cualquier intervención militar en su país y remarcó que la política exterior debe basarse en “la colaboración y la coordinación, pero nunca en el intervencionismo”.

Desde Quintana Roo, Sheinbaum advirtió que México defenderá siempre “la autodeterminación de los pueblos”.
El despliegue se concentra en aguas internacionales entre Panamá y Sudamérica, pero abarca áreas marítimas cercanas a Centroamérica y el Caribe. Para los gobiernos de la región, el movimiento militar estadounidense representa un fuerte mensaje geopolítico que podría influir tanto en la seguridad como en la diplomacia regional.
No está claro cuánto tiempo permanecerán las tropas en la zona ni qué acciones concretas tomarán. Sin embargo, para Washington este es un paso más en su estrategia de demostrar poder militar frente a las organizaciones criminales.