Las economías centroamericanas destinaron más de $130.5 millones para contratar los servicios de ciberseguridad en el último año, según datos recopilados por la firma Frost & Sullivan.
Si antes la gente se tenía que proteger de un ladrón común, que robaba sus pertenencias, ahora deben hacerlo también de personas que utilizan la tecnología para obtener información sensible y dinero.
Panamá tomó la tarea más en serio y en el último año destinó $51.2 millones en la adquisición de servicios de ciberseguridad, una cifra que aumentó un 34 % respecto a 2022.
Guatemala destinó $39.8 millones, un 31 % de crecimiento; seguido de Costa Rica, con aportes de $19 millones (13 %), Honduras con $10.4 millones (12 %), El Salvador con $6.6 millones (19 %) y Nicaragua con $3.5 millones (9 %).
El reporte menciona que El Salvador es el tercer país con más ciberataques de ransomware y el quinto de phishing en América Latina. Con ransomware, los criminales insertan un código malicioso para que una empresa pierda sus servidores y se filtran en los sistemas para robar información que devuelven a cambio de dinero, mientras que en phishing se valen de la ingenuidad de las personas para que abran links contaminados y así robar datos sensibles, como número de cuentas bancarias.
La investigación también señala que el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) promete una evolución sin precedente, pero preocupa que introduce nuevos vectores de amenazas en las empresas.
La ciberseguridad pasó de tener un sistema de protección en los servidores que advertían sobre una página con riesgo a considerar medidas de precaución, como no abrir correos sospechosos o links que los criminales envían a los chat haciéndose pasar por instituciones bancarias o contratadores.
Ni las grandes firmas están exentas de los ataques. Evidencia de eso fue la caída regional en los servicios de Claro en febrero pasado, cuando sufrió un ataque de ransomware, de los más comunes en las empresas. Las actualizaciones también pueden ser peligrosas, como quedó en vista Microsoft con el apagón que sufrió a nivel mundial el 19 de julio cuando el proveedor CrowdStrike inició un proceso en la nube que terminó por paralizar a más de 8.5 millones de computadores.