A pesar de la desaceleración de la inflación en el último año, los alimentos y las bebidas no alcohólicas se venden aún a precios más altos, advirtió la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano (Secmca).
“Es de prestar mucha atención porque en el caso de los alimentos es precisamente la división o grupo de bienes que más afecta a los más pobres”, indicó Odalis Marte, secretario ejecutivo de la Secmca.
Nicaragua, Guatemala y Honduras reportan la inflación más alta en el sector de alimentos en más de un 5 %, mientras en la categoría de vivienda Honduras tiene la mayor tasa en más de 4 %.
Según la Secmca, Costa Rica y El Salvador reportaron inflación negativa, de hasta un 4.34 %, en la categoría de transporte.
“La buena noticia es que hay una convergencia de la inflación hacia las metas establecidas en cada uno de los países”, añadió Marte, después de la estabilización del Índice de Precios al Consumidor (IPC) a un 2.91 %, una tasa inferior a un 3.53 % registrada al mismo mes de 2023.
La excepción es Costa Rica, donde la inflación cerraría este año con una tasa de un 1 %, inferior a la meta establecida por el Banco Central en un 3 %.
Para El Salvador, se prevé una inflación de un 1.5 %, superior a la meta de un 1 %. Guatemala y Honduras cerrarían en una tasa de un 1 %, cuando el rango de tolerancia es de un 4 %.
Nicaragua cerraría con una inflación mayor a la meta en un 4.5 %, un punto porcentual más alta que el objetivo del Banco Central en 3.5 %. En República Dominicana se anticipa un 1 %.
De acuerdo con la Secmca, Centroamérica y República Dominicana cerrarán con una inflación promedio de un 3.4 % en 2024, para aumentar a un 3.5 % en 2025. “La inflación en el mediano plazo se mantendrá en los rangos de tolerancia para todos los países de la región. A excepción de Costa Rica, que mantendría una inflación por debajo de rango de tolerancia (menor al 1.5 %)”, indicó Marte.
El economista reconoció que la población cuestiona cuando los bancos centrales reportan reducciones en las tasas de la inflación. “Es importante aclararle al público que el IPC viene de una canasta de bienes y servicios que están ponderados según el gasto de las familias (…) sobre la base de encuestas de ingreso y gasto que se hacen cada cierto tiempo, idealmente cada cinco años”, explicó.
De la canasta de bienes y servicios, pueden bajar de precio algunos ítems que terminan haciendo que la inflación al cierre de un período de medición sea inferior. También recordó que el IPC se mide sobre los valores previos, por lo que cuando hay una desaceleración, no es una baja de costos, sino un freno en los incrementos.
“Cuando decimos que las presiones inflacionarias están disminuyendo, lo que quiere decir es que el promedio de los bienes y los servicios en lo que los hogares gastan está bajando sobre la ponderación que tiene cada país”, explicó.
En la psicología del consumidor, las personas tienden a recordar cuando los precios suben e ignorar cuando bajan, añadió el director del Consejo Monetario.