La economía nicaragüense vive una de sus peores crisis estructurales en décadas, con indicadores alarmantes que revelan una profunda fragilidad financiera y social, según el Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM).
A pesar del discurso oficial sobre estabilidad macroeconómica, el país enfrenta un escenario crítico marcado por una deuda externa histórica, deterioro del poder adquisitivo, pérdida de confianza inversionista y un modelo autoritario que concentra el poder económico en manos del círculo dictatorial Ortega-Murillo.
El informe señala que la deuda externa alcanzó los $15,886.7 millones en junio de 2025, lo que representa el 80.7 % del PIB nacional. Esta cifra contrasta con los $4,527 millones registrados en 2006, luego de programas de alivio como HIPC y la Iniciativa Multilateral de Alivio de la Deuda.
China se ha convertido en uno de los acreedores más influyentes, con préstamos estimados en $1,500 millones. El pago de esa deuda ya absorbe el 16 % de los ingresos tributarios, reduciendo la inversión social y trasladando la carga a la población, advirtió el análisis.
Las exportaciones, sobre todo hacia Estados Unidos, enfrentan serias amenazas desde que la administración Trump impuso un arancel del 18 % en agosto, generando un sobrecosto de hasta $582.5 millones anuales. Esta medida deja a Nicaragua en desventaja frente a países vecinos como Honduras y Guatemala.
A eso hay que sumarle el riesgo de nuevas sanciones y la posible exclusión del CAFTA.
Paralelamente, la informalidad laboral alcanza a más del 70 % de la población ocupada, mientras que el salario mínimo promedio ($243.82) apenas cubre el 43 % del costo de la canasta básica, que ya supera los $566 mensuales.
Las remesas siguen siendo un pilar de subsistencia: en 2024 sumaron $5,243.1 millones, equivalentes al 26.62 % del PIB, pero podrían verse afectadas por las nuevas políticas migratorias de EE.UU., incluido un impuesto del 1 % a partir de 2026.
“Una economía sostenida en remesas es estructuralmente vulnerable”, advirtió el CETCAM, subrayando el impacto social de la migración forzada y el desarraigo familiar.
El análisis del CETCAM alertó sobre el impacto de la concentración del poder político en la economía. La anulación de la independencia judicial, las confiscaciones de propiedades y el sistema empresarial cooptado por el régimen alejan la inversión extranjera.
“Los inversores no deben esperar una aplicación justa del estado de derecho ni un entorno empresarial predecible en Nicaragua”, advirtió recientemente Estados Unidos.
CETCAM concluye que “la superación de los problemas económicos de Nicaragua solo será posible dentro de un marco democrático que restablezca la institucionalidad y el estado de derecho”.







