Una jornada de alta tensión se vivió el miércoles en el centro de detención Pavoncito, Fraijanes, en Guatemala, cuando un operativo de las fuerzas de seguridad desató disturbios entre los reclusos, presuntamente relacionados con el intento de traslado de Howard Wilfredo Barillas Morales, alias el Matazetas, identificado como uno de los principales líderes criminales dentro de esa prisión.
Según fuentes cercanas a la Policía Nacional Civil (PNC), la situación fue controlada después de varias horas, aunque no se confirmó si Barillas Morales fue efectivamente movilizado a otra cárcel, posiblemente Renovación 1, en Escuintla. Mientras tanto, videos compartidos en redes sociales mostraban agitación entre los internos y se escuchaban detonaciones que, de forma preliminar, se atribuyen a disparos.
Ni el Sistema Penitenciario (SP) ni el Ministerio de Gobernación han emitido un comunicado oficial, aunque los Bomberos Voluntarios acudieron al lugar tras recibir alertas por incidentes violentos, de acuerdo a medios locales.
La PNC informó posteriormente que la calma había sido restablecida, aunque no detalló el motivo preciso de los disturbios, limitándose a señalar que la tensión persiste dentro del penal.
Barillas Morales, conocido por su apodo el Matazetas, cumple una condena de 31 años por secuestro y desde hace años es señalado por ejercer control interno en Pavoncito. Se le atribuye el liderazgo de una estructura de alrededor de 60 reclusos, entre ellos 10 guardaespaldas, encargados de operaciones ilícitas dentro de la cárcel, como extorsión, cobro de “talacha”, contrabando y sobornos a personal penitenciario.
Las autoridades han evaluado en varias ocasiones su traslado a centros de mayor seguridad con el objetivo de frenar esas actividades, aunque dichos movimientos suelen generar reacciones violentas. Investigaciones penitenciarias destacan que el Matazetas mantiene el poder gracias a una combinación de violencia, reparto de drogas entre sus allegados y redes de corrupción interna.
El penal de Pavoncito, donde ocurrió el incidente, enfrenta desde hace años graves problemas de hacinamiento y falta de control estatal. Según cifras oficiales, en 2024 albergaba cerca de 1,900 internos, en un contexto donde la relación entre guardias y reos es deficitaria y facilita la formación de estructuras criminales.