Las autoridades panameñas contabilizaron 333 víctimas de homicidio entre el 1 de enero y el 31 de julio de 2025, de acuerdo con cifras del Centro de Estadísticas de Homicidios del Ministerio Público.
Julio fue el mes más violento con 59 asesinatos, seguido de mayo (54) y enero (51). En contraste, abril (34) y marzo (44) reportaron los menores registros del periodo.
Por territorio, la provincia de Panamá encabezó la lista con 140 casos (42 %), mientras que Colón sumó 76 (22.8 %) y el distrito de San Miguelito 63 (19 %). Panamá Oeste reportó 28 homicidios, mientras que el resto de provincias registraron cifras de un solo dígito: Coclé (6), Chiriquí (5), Veraguas (5), Darién (4), Bocas del Toro (3), Herrera (2) y Los Santos (1). Las comarcas Emberá, Ngäbe Buglé y Guna Yala no reportaron víctimas en este periodo.
En términos interanuales, el total nacional bajó un 5 % en comparación con el mismo lapso de 2024 (de 349 a 333). Sin embargo, algunos territorios muestran incrementos preocupantes: San Miguelito subió 21 % (de 52 a 63 casos) y la provincia de Panamá creció 7 % (de 131 a 140). En contraste, Chiriquí (-62 %), Los Santos (-83 %), Herrera (-50 %) y Panamá Oeste (-20 %) redujeron drásticamente sus cifras.
El perfil de las víctimas refleja que la violencia golpea principalmente a hombres: 310 de los casos (93 %) corresponden al sexo masculino, frente a 20 mujeres (6 %). En tres homicidios (1 %) no se pudo determinar el sexo debido al estado de los cuerpos. Por edades, los jóvenes y adultos jóvenes son los más afectados: 70 víctimas tenían entre 18 y 24 años, 57 entre 25 y 29, y otros 57 entre 30 y 34. También se reportaron 14 adolescentes entre 15 y 17 años, mientras que en 10 casos no se precisó la edad.
Las estadísticas del Ministerio Público revelan que las armas de fuego estuvieron presentes en 9 de cada 10 homicidios (90.1 %), seguidas por arma blanca (6.3 %), asfixia mecánica y objetos contundentes. En 2.4 % de los hechos no se pudo determinar el medio utilizado.
El informe confirma que, aunque Panamá redujo levemente su tasa nacional de homicidios en 2025, persisten graves desafíos en las provincias con mayor densidad urbana, donde la violencia armada sigue siendo el principal factor de riesgo.