A 7 años del inicio de la represión estatal en Nicaragua, monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua exiliado en Estados Unidos, alzó la voz una vez más. En un mensaje difundido este sábado a través de la red social X, el líder religioso denunció la permanencia del dolor y la injusticia provocada por el régimen de Daniel Ortega, al tiempo que reafirmó su esperanza en una Nicaragua libre.
“Nicaragua, me duele verte herida y saqueada”, expresó Báez en su publicación. “Después de siete años de lucha, te sueño libre, sin tiranos ni víctimas, como una casa grande en la que todos vivamos alegres, sin lágrimas ni sangre, en libertad y justicia, orgullosos de ser nicaragüenses por gracia de Dios”, agregó.
El mensaje del obispo se produce en el marco de las conmemoraciones por el 19 de abril, fecha que marca el inicio de las protestas de 2018. Aquel día, miles de ciudadanos salieron a las calles para oponerse a una reforma del seguro social, pero las manifestaciones derivaron rápidamente en un movimiento nacional contra Ortega, en el poder desde 2007.
¡Nicaragua mía, me duele verte herida y saqueada! Después de siete años de lucha, te sueño libre, sin tiranos ni víctimas, como una casa grande en la que todos vivamos alegres, sin lágrimas ni sangre, en libertad y justicia, orgullosos de ser ¡nicaragüenses por gracia de Dios! pic.twitter.com/sXA3OK7rjD
— Silvio José Báez (@silviojbaez) April 19, 2025
La respuesta fue brutal. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), al menos 355 personas fueron asesinadas por fuerzas estatales y parapoliciales. Organismos nacionales cifran las muertes en 684. El gobierno ha admitido “más de 300” fallecidos, insistiendo en que todo fue un intento de golpe de Estado.
Represión como política de Estado
Informes de organismos internacionales han documentado una represión sistemática. Un grupo de expertos de la ONU identificó a 54 altos funcionarios, entre ellos Ortega y su esposa Rosario Murillo, como responsables de crímenes de lesa humanidad, incluidas detenciones arbitrarias, torturas y ejecuciones extrajudiciales.
“Cada brazo del Estado ha sido convertido en un arma contra su propio pueblo”, advirtió Jan-Michael Simon, presidente del grupo de expertos. La experta Ariela Peralta sostuvo que los abusos no han sido incidentes aislados, sino una estrategia estatal bien organizada.
Desde entonces, más de 300 mil nicaragüenses han sido forzados al exilio. Al menos 450 personas han sido despojadas de su nacionalidad por el régimen, entre ellas políticos, religiosos, periodistas, artistas y empresarios. Muchos pasaron por prisión, acusados de traición a la patria.
El exilio no olvida
A pesar de la distancia y el dolor, la diáspora nicaragüense mantiene viva la memoria. En diversas ciudades del mundo se han organizado actos conmemorativos para rendir homenaje a las víctimas, exigir justicia y renovar el compromiso con una Nicaragua democrática.
En Costa Rica, los exiliados realizaron un viacrucis frente a la Catedral Metropolitana de San José, bajo el lema “El calvario de Cristo y su ejemplo, nos inspira”, y han convocado una misa el 27 de abril dedicada a la libertad del país.
En Estados Unidos, se programaron actividades en Nueva York, Iowa, Miami, Hialeah e Indianápolis. Mientras tanto, en Europa, La Haya y Hamburgo acogerán misas y actos culturales en memoria de los caídos y en apoyo a quienes siguen en el exilio.
El llamado de monseñor Báez se suma a una ola de voces que, a pesar del exilio y la censura, siguen exigiendo libertad y justicia. Su mensaje sintetiza el sentimiento de miles de nicaragüenses que, aún lejos de casa, no abandonan la esperanza: la de una Nicaragua sin dictadores, sin víctimas y sin miedo.