Los hospitales son la principal fuente de bacterias resistentes a los antibióticos en Guatemala, revela estudio

Un estudio revela que acudir a clínicas o centros de salud es el principal factor de colonización por bacterias resistentes en comunidades guatemaltecas.

Un investigador de campo de la Universidad del Valle-Guatemala recolecta una muestra de un participante en un proyecto de investigación sobre resistencia a los antimicrobianos en Quetzaltenango, Guatemala. Foto CDC

Un estudio realizado en comunidades del occidente de Guatemala advierte que la visita a hospitales y clínicas es el factor de mayor riesgo para portar bacterias resistentes a antibióticos críticos, y no el consumo de medicamentos, como se había supuesto. La investigación, publicada en Scientific Reports y liderada por la Universidad Estatal de Washington (WSU), forma parte del proyecto internacional Resistencia a los antimicrobianos en comunidades y hospitales (ARCH, por sus siglas en inglés).

La investigación se centró en 951 habitantes de los Altos Occidentales, donde estudios previos ya habían revelado que el 46 % de los residentes estaban colonizados en el tracto gastrointestinal por enterobacterias resistentes a cefalosporinas de espectro extendido (ESCrE), principalmente Escherichia coli. Estas bacterias pueden anular la eficacia de antibióticos como la ceftriaxona, utilizada en infecciones graves como neumonía o infecciones urinarias.

“Al identificar los factores más importantes de riesgo, podemos dirigir intervenciones en donde tendrán mayor impacto”, señaló la doctora Brooke Ramay, autora principal y profesora asistente de investigación en el Colegio de Medicina Veterinaria de la WSU. “Este conocimiento es vital no solo para proteger comunidades en Guatemala, sino también para enfrentar la amenaza global de la resistencia antimicrobiana”.

El estudio concluye que las visitas a centros de salud aumentan significativamente las probabilidades de colonización, posiblemente por el contacto con superficies, equipo médico, agua o personal de atención. Asimismo, quienes padecen enfermedades crónicas, diarrea o malnutrición podrían ser más vulnerables a estas bacterias resistentes.

Los hallazgos también muestran que los residentes urbanos y los hogares sin recolección de basura tienen el doble de probabilidades de estar colonizados que los rurales o con servicios de desecho. Además, las familias que utilizan agua entubada o de pozo presentan 1.5 veces más riesgo que aquellas que consumen agua embotellada, debido a posibles biofilms bacterianos en la infraestructura o contaminación en el almacenamiento.

Contrario a lo esperado, el estudio no encontró una relación significativa entre el uso de antibióticos y la colonización bacteriana. Según Ramay, en comunidades con malas condiciones de higiene los factores de transmisión pesan más que el uso de fármacos.

“Estamos colonizados con todo tipo de bacterias… no siempre es dañino, pero sí significa que podemos transmitirlas a otras personas en la comunidad o en hospitales”, advirtió Ramay.

La investigación, desarrollada junto a la Universidad del Valle de Guatemala y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), es parte de un esfuerzo global que estudia la resistencia antimicrobiana en seis países. Los niveles de colonización varían entre 24 % en Botsuana, 29 % en Chile, 34 % en Kenia, 46 % en Guatemala, 72 % en India y hasta 78 % en Bangladés.

La resistencia a antibióticos sigue siendo baja en Estados Unidos, pero los expertos advierten que la movilidad y el comercio internacional pueden acelerar su llegada.

“Estas bacterias y los genes de resistencia no respetan fronteras”, advirtió Ramay. “Al entender y atacar los factores de riesgo en comunidades vulnerables, podemos contribuir a frenar su expansión en todo el mundo”.

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