En la fuga masiva de Guatemala hay pandilleros peligrosos, entre ellos uno condenado a 1,675 años

Veinte reclusos pertenecientes a la pandilla Barrio 18 escaparon de la cárcel de Fraijanes II en Guatemala, en una fuga que las autoridades consideran “planificada” y con posibles complicidades internas. Entre los prófugos hay líderes de clicas y uno de ellos estaba condenado a más de mil seiscientos años de prisión.

"El Smoking" es un peligroso pandillero que este año fue retornado desde México.

El director del Sistema Penitenciario, Ludin Godínez, confirmó la evasión ocurrida el domingo 12 de octubre. “Esta es una evasión de justicia”, declaró en conferencia de prensa, al advertir que no se descarta la participación de personal administrativo en el escape de los 20 pandilleros, todos miembros del Barrio 18, una organización recientemente declarada terrorista por Estados Unidos.

Entre los fugados figuran cabecillas de alto rango como Kevin Amílcar Ramos Aguilar, alias “Travieso” o “Crazzy Gánster”, y Gerson Alexander Osorio Herrera, alias “Ketchup”, integrantes del grupo directivo del Barrio 18 conocido como “La Rueda”, responsable de coordinar operaciones criminales desde las cárceles y de administrar el dinero proveniente de extorsiones.

También se fugó Rudy Augusto Ortiz Morales, alias “El Smoking”, quien ya había escapado en 2022 y fue recapturado en México en febrero de este año. Ortiz enfrenta múltiples cargos por asesinato y asociación ilícita. Su caso está vinculado a un episodio ocurrido en 2023, cuando otro recluso murió al intentar suplantar su identidad para facilitar su huida.

Entre los prófugos destaca además Carlos Agustín Reyes Popol, condenado a 1,675 años de cárcel por asesinato y tentativa de asesinato, una de las penas más altas en el sistema judicial guatemalteco. Otro de los reos, Milton Noel Najarro García, cumplía ocho años de prisión por trata de personas. Las autoridades difundieron una lista completa con los nombres de los evadidos y piden colaboración ciudadana para su localización.

Las primeras investigaciones revelan que los presos no escaparon en grupo, sino de manera escalonada, lo que refuerza la hipótesis de una fuga coordinada y planificada con antelación. Desde el viernes 10 de octubre, los sistemas biométricos del penal ya habían detectado irregularidades en los registros, según explicó Godínez.

La evasión ocurre en medio de una creciente presión internacional. Estados Unidos declaró recientemente al Barrio 18 como organización terrorista, al nivel de los grandes cárteles mexicanos y del Tren de Aragua. El Gobierno guatemalteco prometió reforzar los controles penitenciarios e impulsar una reforma estructural del sistema carcelario, que incluiría un penal exclusivo para pandillas y monitoreo remoto permanente.

 

La fuga pone en evidencia las debilidades del sistema penitenciario de Guatemala: corrupción, falta de recursos y la fuerte influencia de las pandillas dentro de las cárceles, un problema que trasciende fronteras y mantiene en alerta a toda la región centroamericana.

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