La Iglesia Católica costarricense anunció este sábado la excomunión del sacerdote Pablo de Jesús Tamayo Rodríguez, tras ser declarado culpable del delito de cisma al rechazar la autoridad del Papa Francisco. La decisión fue comunicada a través de la página oficial de Facebook de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Goicoechea.
En el comunicado firmado por el Arzobispo de San José, José Rafael Quirós Quirós, se explicó que la excomunión latae sententiae fue confirmada luego de un proceso canónico que incluyó una fase diocesana y una revisión ante el Dicasterio para la Doctrina de la Fe en Roma. Este tipo de excomunión implica que la pena se aplica de forma automática tras el acto delictivo, sin necesidad de un pronunciamiento previo de la autoridad eclesiástica.
La excomunión implica que Tamayo Rodríguez no podrá oficiar misas, administrar sacramentos como el bautismo o el matrimonio, ni participar en otras actividades ministeriales. Además, se advirtió a los fieles que asistir a celebraciones litúrgicas realizadas por el sacerdote excomulgado podría exponerlos también a la misma pena.
“El delito de cisma consiste en rechazar el reconocimiento y la sujeción a la autoridad del Sumo Pontífice”, detalló el comunicado. Asimismo, el Arzobispo Quirós enfatizó que las enseñanzas de Tamayo “no forman parte de lo que la Iglesia profesa” y reiteró el llamado a la comunidad para evitar caer en prácticas contrarias a la doctrina católica.
Un caso infrecuente pero significativo
La excomunión de sacerdotes es una medida extraordinaria en la Iglesia Católica, aunque no sin precedentes. Generalmente, este tipo de sanciones se reserva para casos de grave disidencia o actos que comprometan la unidad y la doctrina eclesial.
En este caso, la Iglesia expresó su esperanza en que la medida sea una “medicina” para la conciencia del sacerdote, con miras a que pueda reconciliarse con la institución. “Confiamos en que el Padre Tamayo regrese a la comunión plena con la Iglesia de Dios”, concluyó el comunicado.
La decisión ha generado debate entre fieles y observadores, algunos de los cuales destacan la seriedad con la que el Vaticano maneja las cuestiones de unidad eclesial, mientras otros lamentan la separación de un sacerdote que en algún momento fue parte activa de la comunidad religiosa costarricense.