La Oficina Central Nacional de Interpol en Panamá confirmó el sábado la captura en Venezuela de Ali Zaki Hage Jalil, buscado por su presunta implicación en el atentado terrorista contra el vuelo 901 de la aerolínea Alas Chiricanas, ocurrido el 19 de julio de 1994, donde murieron 21 personas, en su mayoría de la comunidad judía.
La aprehensión tuvo lugar el pasado 6 de noviembre en la Isla de Margarita, estado Nueva Esparta, por parte de la Interpol Caracas. El sospechoso figura con alerta roja internacional, a solicitud de la Fiscalía panameña, por los delitos de homicidio doloso y delitos contra la seguridad colectiva y medios de transporte.
El Gobierno de Panamá informó oficialmente que ya se han iniciado los trámites diplomáticos y judiciales para solicitar su extradición, con el objetivo de que Zaki Hage enfrente la justicia por el atentado que cobró la vida de ciudadanos de Panamá, Israel, Estados Unidos y Colombia.
“Es inaceptable que, transcurridas tres décadas desde el ataque, los responsables de un acto de terrorismo de esta gravedad permanezcan sin rendir cuentas ante la justicia”, subrayó el Gobierno en un comunicado oficial.

El vuelo 901, que cubría la ruta desde Colón hacia Ciudad de Panamá, explotó el 19 de julio de 1994 poco después del despegue a causa de una bomba colocada a bordo. La aeronave, un EMB-110 Bandeirante, se estrelló en una zona montañosa en Santa Isabel, Colón, sin dejar sobrevivientes.
Uno de los pasajeros fallecidos, Ali Hawa Jamal, fue identificado como quien habría introducido el explosivo, pero las investigaciones apuntaron también a otros responsables. Según la Fiscalía, al menos tres personas estarían implicadas, todos de origen libanés y presuntamente vinculados al grupo Hezbolá.
El caso nunca fue cerrado por las autoridades panameñas. En 2020, el FBI emitió una nota de búsqueda de Zaki Hage como individuo clave para esclarecer el atentado. En octubre de 2024, Estados Unidos ofreció hasta 5 millones de dólares por información que condujera a su captura.
El sospechoso, señalado por practicar paracaidismo y tener conocimientos logísticos, fue ubicado finalmente tras una cooperación entre agencias de seguridad venezolanas y panameñas, bajo el marco del derecho internacional y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre lucha contra el terrorismo.
En su comunicado, Panamá reiteró su compromiso con la memoria y la justicia, afirmando que no permitirá que su territorio ni sus ciudadanos sean utilizados por organizaciones extremistas para sembrar miedo.







