Generación energética en Centroamérica: renovables en ascenso y retos de diversificación

La región avanza hacia una matriz energética más limpia, con un crecimiento sostenido de las fuentes renovables. Sin embargo, cada país enfrenta retos de diversificación y seguridad en el suministro.

Energía eólica en Panamá.

Desde las caudalosas hidroeléctricas en Guatemala hasta los parques solares en El Salvador y las montañas eólicas de Costa Rica, la región centroamericana avanza con paso firme hacia una transformación energética. Aunque los combustibles fósiles aún tienen peso en la matriz, cada país apuesta a su manera por un futuro más limpio, diverso y sostenible.

Panamá: el balance entre agua y gas

Panamá se ha convertido en un laboratorio energético. Con 4,597 MW de capacidad instalada, casi 2 tercios provienen de fuentes renovables, principalmente hidroeléctricas que aprovechan sus ríos y embalses. Pero el país también se apoya con fuerza en el gas natural, que aporta más de mil megavatios y garantiza estabilidad al sistema. Este modelo mixto refleja el reto panameño: crecer en energía limpia sin perder seguridad en el suministro.

Guatemala: un gigante hidroeléctrico en potencia

En Guatemala, la energía fluye con la fuerza de sus ríos. Con más de 1,400 MW instalados en hidroeléctricas, el país solo aprovecha una pequeña fracción de su enorme potencial, estimado en 9,000 MW. A ese caudal se suman la biomasa —alimentada por los ingenios azucareros—, la energía solar y la geotermia. Sin embargo, la sombra del carbón y el petróleo sigue presente, recordando que la transición energética avanza, pero no de manera uniforme.

Belice: renovables en crecimiento, pero con dependencia externa

Belice, el país más pequeño en consumo eléctrico de la región, sorprende con una matriz cada vez más renovable. Casi la mitad de su capacidad instalada proviene de energía limpia, y la hidroeléctrica junto a la biomasa sostienen buena parte de su demanda. Aun así, la dependencia de México es inevitable: en 2023, importó más de un tercio de la energía que consumió. El reto está en fortalecer sus propios proyectos solares y rurales para alcanzar la meta del 85% de renovables en 2030.

Nicaragua: un modelo de diversificación renovable

Nicaragua es uno de los ejemplos más notables en la región. En 2024 generó más del 80% de su electricidad a partir de renovables, un logro que combina biomasa, viento, geotermia, agua y sol. Con una cobertura eléctrica del 99.6%, el país no solo apuesta a la diversificación de fuentes, sino también a llevar la energía a cada rincón de su territorio. Nuevos proyectos solares y de gas natural en Puerto Sandino buscan asegurar que el crecimiento de la demanda no ponga en riesgo su estabilidad.

El Salvador: tierra de volcanes y de energía geotérmica

El Salvador se distingue por un recurso único: la energía que brota del corazón de la tierra. Con 204 MW instalados, es el país líder en geotermia en Centroamérica. A esa riqueza volcánica se suman grandes avances en energía solar, con casi 500 MW, además de biomasa, hidroeléctrica y eólica. En 2024, el 80% de su electricidad ya era renovable, y en los próximos años se prevé la incorporación de nuevos proyectos solares y geotérmicos. Su desafío será mantener el ritmo de crecimiento en un territorio limitado y con alta densidad poblacional.

Costa Rica: un ejemplo global de energía limpia

Costa Rica sigue siendo la vitrina mundial de la energía renovable. En 2024, el 99.78% de su electricidad provino de fuentes limpias, con la hidroeléctrica como columna vertebral. El país no solo abastece su propia demanda, sino que exporta a sus vecinos y desarrolla proyectos de hidrógeno verde y almacenamiento en baterías. Su reto ya no es generar más energía limpia, sino innovar en cómo almacenarla y aprovecharla de manera eficiente.

Honduras: el desafío de la estabilidad

Honduras vive una paradoja energética. Su capacidad instalada supera los 2,800 MW, de los cuales casi 2 tercios son renovables, con un liderazgo en energía solar. Sin embargo, las pérdidas eléctricas —que rondan el 37%— y los apagones frecuentes ponen en jaque al sistema. El Gobierno apuesta a nuevas licitaciones y proyectos renovables, pero la clave será modernizar su red y reducir la brecha entre lo que genera y lo que realmente llega a los hogares.

Una región en movimiento

El mapa energético de Centroamérica muestra contrastes y oportunidades. Costa Rica y Nicaragua rozan la autosuficiencia renovable, El Salvador avanza con su fuerza geotérmica, Guatemala con su caudal hídrico, mientras Panamá y Honduras buscan equilibrar sus matrices con gas natural.

El desafío común está claro: garantizar seguridad energética en medio de sequías, variabilidad climática y el crecimiento sostenido de la demanda. La región no solo busca iluminar sus ciudades y comunidades, sino también construir un futuro más sostenible donde el sol, el viento, el agua y la tierra sean protagonistas.

 

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