La creciente deforestación en Belice ya no es solo un problema ambiental, sino una amenaza impulsada por el crimen organizado. Un informe de la organización Friends for Conservation and Development (FCD) revela que cattle ranching ilegal está devastando zonas protegidas como la Reserva Forestal Vaca y el ecosistema Chiquibul, con vínculos directos a grupos narcotraficantes guatemaltecos.
Según el director ejecutivo de FCD, Rafael Manzanero, más de 1,700 acres (688 manzanas) de la Reserva Vaca y cerca de 1,900 acres (unas 768 manzanas) del ecosistema Chiquibul han sido convertidos en pastizales para ranchos ilegales, muchos de ellos operados por ganaderos guatemaltecos. “Estas actividades cruzan la zona de adyacencia fronteriza y están afectando áreas clave como Valentine y Rio Blanco”, indicó Manzanero en un reporte de Greater Belize Media.
Uno de los clanes señalados por el reporte es la familia Jiménez, que habría expandido sus operaciones ganaderas ilegales dentro del territorio beliceño en los últimos años.
A pesar de los esfuerzos de patrullajes conjuntos para destruir cercas y recuperar tierras, los rancheros suelen reconstruirlas en cuestión de semanas.
“La narcoganadería está tomando fuerza. Aunque no tenemos pruebas directas, hay patrones similares a lo que ocurre en regiones como Laguna del Tigre, en Guatemala, donde se sabe que hay al menos 30,000 cabezas de ganado vinculadas al narcotráfico”, advirtió Manzanero.
La situación ha llevado al Ministerio de Defensa y Seguridad Fronteriza a reforzar su compromiso con las Fuerzas de Defensa de Belice (BDF).
El ministro Oscar Mira aseguró que se incrementarán los fondos para equipamiento, entrenamiento y tecnología de vigilancia, fundamentales para combatir esta amenaza.
“Ya no se puede seguir descuidando a nuestras fuerzas. El primer ministro ha facilitado más recursos para proteger nuestra frontera”, dijo Mira.
El informe urge a establecer controles más estrictos sobre el comercio de ganado, intensificar la cooperación bilateral con Guatemala y fortalecer los mecanismos de vigilancia en zonas remotas. De lo contrario, advierten los expertos, Belice corre el riesgo de que sus bosques se conviertan en daños colaterales de una guerra silenciosa por el control territorial en la frontera.