De acuerdo con cifras del Ministerio de Trabajo de Guatemala, de 283 personas que validaron sus conocimientos a través de procesos de certificación, apenas el 42% consiguió un empleo formal o inició un emprendimiento, una proporción baja frente al total de retornados registrados en el país.
El analista en migración Pedro Solares consideró positivo que existan iniciativas institucionales, pero advirtió que el impacto sigue siendo reducido. Hasta septiembre, Guatemala reportó unas 52.600 personas retornadas, lo que evidencia una brecha significativa entre la demanda laboral y los beneficios reales de los programas.
El programa Certifícate fue lanzado como respuesta al aumento de migrantes retornados. Según Alejandra Aguilar, coordinadora de la Sección de Formación y Capacitación para el Empleo, busca reconocer habilidades adquiridas de forma no formal, principalmente en Estados Unidos y México, y no está limitado únicamente a población migrante.

La certificación se realiza mediante alianzas con el Intecap y es gratuita. El Estado cubre tanto la formación como los insumos necesarios, lo que elimina barreras económicas para los participantes.
Las áreas con mayor número de personas certificadas incluyen jardinería, técnicas de manejo de transporte pesado, sistemas fotovoltaicos, albañilería y gastronomía, sectores donde muchos retornados ya contaban con experiencia laboral previa.
Sin embargo, especialistas señalan que el principal reto es escalar el alcance del programa y generar confianza. Para lograr un impacto masivo, será clave fortalecer la difusión, mejorar el vínculo con el sector privado y atender un problema de fondo: la falta de oportunidades laborales dignas que empujó a muchos guatemaltecos a migrar en primer lugar.







