No hay nada más salvadoreño que la pupusa. Este plato, hecho con masa de maíz o arroz y relleno de ingredientes como queso, frijoles o chicharrón, es símbolo de identidad, herencia cultural y unión familiar. Cada segundo domingo de noviembre, El Salvador celebra el Día Nacional de la Pupusa, una fecha dedicada a rendir homenaje a su comida más representativa y reconocida en el mundo.
El Día Nacional de la Pupusa fue establecido oficialmente el 1 de abril de 2005 por la Asamblea Legislativa de El Salvador. El decreto surgió tras una disputa diplomática con Honduras sobre el origen del platillo durante conversaciones comerciales a inicios de los 2000. Para reforzar su identidad gastronómica, el país declaró la pupusa como su plato nacional y la fecha conmemorativa fue fijada en noviembre, coincidiendo con la cosecha de maíz.
La ley se ampara en el artículo 63 de la Constitución, que protege las expresiones del patrimonio cultural salvadoreño. Desde entonces, la celebración se ha convertido en una tradición que une a familias, emprendedores y comunidades dentro y fuera del país.
Más que un alimento: un símbolo cultural y económico
La pupusa no solo es el plato típico más consumido, sino también un motor económico y social. Según datos de la Defensoría del Consumidor, el 67% de los salvadoreños la comen en el desayuno y el 71% en la cena. Este alimento genera más de $30 millones anuales y cerca de 300,000 empleos, en su mayoría desempeñados por mujeres en pupuserías y pupusódromos a lo largo del territorio.
Nutricionalmente, cada pupusa aporta unas 350 calorías y forma parte de la dieta básica salvadoreña. La FAO la considera un ejemplo de alimento accesible y equilibrado dentro de las cocinas tradicionales latinoamericanas.
Récords y curiosidades del plato nacional
El sabor de la pupusa ha trascendido fronteras. En 2015, Olocuilta elaboró la pupusa más grande del mundo, con 4 metros de diámetro, logrando un Récord Guinness. En 2024, una nueva marca se alcanzó en Washington D.C., con una pupusa de arroz de 6.15 metros, preparada por la comunidad salvadoreña en Estados Unidos.
El nombre “pupusa” proviene del náhuat pupushahua o puxahua, que significa “hinchado” o “esponjoso”. Aunque su origen es motivo de debate entre El Salvador y Honduras, investigaciones arqueológicas sugieren que ya existía hace más de 2,000 años en la cultura pipil, como una preparación ancestral de maíz y frijoles.
Este próximo fin de semana celebramos el platillo que nos representa ante el mundo y que ha conquistado a famosos. 🫓
Te damos una pista que todo salvadoreño conoce: ¿maíz o arroz? 🤔
En Olocuilta, cuna de la pupusa de arroz, se realizará el Festival del Día de la Pupusa.
— Ministerio de Turismo (@MITURElSalvador) November 6, 2025
En 2018, la Organización Mundial del Comercio (OMC) otorgó a El Salvador la Denominación de Origen para las pupusas de maíz y arroz, reconociendo su valor patrimonial y su método tradicional de elaboración.
Tradición, sabor y orgullo nacional
Las celebraciones por el Día Nacional de la Pupusa incluyen festivales gastronómicos, música en vivo, rifas y concursos en lugares emblemáticos como el Pupusódromo de Olocuilta. Allí se preparan miles de pupusas en un ambiente familiar que atrae a turistas nacionales e internacionales.
El evento también es una oportunidad para promover la gastronomía salvadoreña y la cohesión comunitaria. En ciudades de Estados Unidos, como Los Ángeles o Houston, la diáspora celebra con ferias donde el aroma del maíz y el queso une generaciones.
De la tradición al mundo
Comer pupusas es una regla cultural: se disfrutan con las manos, nunca con tenedor. Hoy, existen versiones modernas con pollo, camarón, espinaca o ingredientes bajos en calorías, pero su esencia sigue intacta.
La pupusa es más que un plato típico: es una expresión de identidad, historia y orgullo. Cada segundo domingo de noviembre, El Salvador celebra no solo su sabor, sino también su capacidad de unir a todo un pueblo alrededor de una tortilla rellena de tradición.







