El Día de la Madre, una de las fechas más significativas en el calendario costarricense, transformó este viernes el ritmo habitual del país: mientras oficinas públicas y privadas permanecieron cerradas y las calles lucieron poco transitadas, los restaurantes, mercados y centros comerciales se llenaron desde temprano de familias celebrando a mamá.
Declarado feriado de ley desde 1932, el 15 de agosto es una de las pocas fechas en que el país entero se detiene.
El día se decreta como feriado y de pago obligatorio —similar al 25 de diciembre o al 1 de enero— lo que significa que muchas personas disfrutan del día libre, mientras otras lo laboran con salario doble.
En el sector público, es prácticamente una jornada de descanso asegurada.
Una tradición tica con sello propio
A diferencia de otros países que celebran a las madres en mayo, en Costa Rica la fecha fue establecida en agosto para coincidir con la festividad religiosa de la Asunción de la Virgen María, considerada madre de todos los creyentes católicos.
Así, desde hace más de 90 años, el Día de la Madre tica se vive como una combinación de homenaje familiar y fe religiosa.
“Es un día muy especial. Aquí en casa nadie trabaja, todos venimos donde mi mamá a desayunar, y después salimos a comer. Es tradición”, contó María José López, mientras esperaba mesa con sus hermanos en un restaurante en Santo Domingo de Heredia.

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Oficinas cerradas, mesas llenas
Desde temprano, en barrios como Rohrmoser o San Pedro, se notaba el contraste: poca circulación de vehículos, bancos y supermercados con rótulos de “cerrado por feriado”.
A la vez, restaurantes con filas en la entrada, salones de belleza con citas a tope y floristerías atendiendo clientes desde las seis de la mañana.
“El movimiento es parecido al Día del Amor y la Amistad, pero más emocional. Todo el mundo quiere sorprender a la mamá”, dijo Marlen Campos, florista en el Mercado Central de San José, donde los ramos de flores tuvieron buena venta.
En las plazas comerciales los parqueos estuvieron repletos al mediodía. Muchos locales ofrecieron promociones especiales para almuerzos familiares, obsequios y tarjetas, mientras las tiendas de electrodomésticos y perfumería registraron alta demanda en los días previos.
Más que un regalo, una pausa

Más allá del consumo, el Día de la Madre representa para muchas familias ticas una pausa para agradecer y reconectar.
La tradición incluye misas, serenatas, visitas al cementerio y largos almuerzos que se prolongan en sobremesas entre generaciones.
Aunque algunos comercios permanecieron abiertos, el país vivió un paréntesis. En zonas como Avenida Segunda o Zapote, el silencio contrastó con el bullicio habitual. “Hoy todo se detiene por ellas”, comentó don Ernesto Alegría, conductor de plataforma que decidió suspender temprano su trabajo este año para compartir con su mamá de 85 años.
Así, entre abrazos, pasteles, serenatas y flores, Costa Rica volvió a rendirle tributo a las madres, reafirmando una de sus tradiciones más queridas.