La surgencia marina, conocida como afloración, un proceso esencial que ocurre cada año en el Golfo de Panamá, no se manifestó en 2025 por primera vez en más de cuatro décadas.
Según un estudio del Smithsonian Tropical Research Institute (STRI), el debilitamiento de los vientos alisios fue el principal factor detrás de esta ausencia, evidenciando los efectos inmediatos de la disrupción climática en sistemas oceánicos vitales.
Durante la estación seca en Centroamérica —de diciembre a abril—, los vientos alisios del norte provocan el ascenso de aguas frías y ricas en nutrientes desde el fondo marino.
Este proceso, conocido como upwelling (surgencia o afloración_, ha sostenido durante décadas la productividad pesquera y ha protegido los arrecifes de coral frente al estrés térmico. Sin embargo, en 2025, este fenómeno clave simplemente no ocurrió, alterando la temperatura superficial del mar y reduciendo la disponibilidad de nutrientes.
El informe, publicado en la revista científica PNAS, confirma que este fenómeno natural había sido consistente durante al menos 40 años. Su ausencia, afirman los investigadores del STRI y del buque de investigación S/Y Eugen Seibold del Instituto Max Planck, podría estar vinculada a un patrón anómalo en los vientos.
“Este evento demuestra cómo el cambio climático puede transformar procesos fundamentales que sostienen a comunidades costeras enteras”, advierte el estudio.
La pérdida de la vida oceánica en Panamá tiene implicaciones severas para las comunidades pesqueras locales, ya que la surgencia marina impulsa la productividad de especies comerciales clave.
Aunque se sospecha del debilitamiento de los vientos como causa directa, los científicos insisten en que se requiere más investigación para determinar los impactos ecológicos y socioeconómicos de este colapso sin precedentes.
El hallazgo subraya la vulnerabilidad creciente de los sistemas tropicales de upwelling, y pone de manifiesto la urgencia de reforzar los mecanismos de observación y predicción oceánico-climática en regiones tropicales.
La comunidad científica advierte que si este patrón continúa, podría representar un grave riesgo para la seguridad alimentaria de miles de personas en las costas del Pacífico panameño.