Nuevas irregularidades, fallas y hasta hechos que hacen concluir corrupción en la fuga de 20 prisioneros guatemaltecos continúan conociéndose.
Las fuentes del Ministerio de Gobernación que pidieron mantener el anonimato, afirmaron que tras descubrir la fuga masiva se constató que las cámaras de seguridad del penal estaban “volteadas hacia arriba”, lo que impidió obtener registros visuales de la fuga. “Fue una trama bien hecha para que no hubiera imágenes ni nada”, detallaron.
De acuerdo con las mismas, los reos podrían haber recibido “permisos especiales” a cambio de dinero para salir del penal. “Los dejaron salir y ya no regresaron. Tal vez pagaron para ir a algún evento y no volvieron”, aseguraron. Las salidas se habrían autorizado de forma irregular, lo que explicaría la ausencia de 20 internos, una cifra inusualmente alta para una fuga.

Las investigaciones preliminares indican que los reos habrían salido en tres grupos durante dos días, utilizando posiblemente camiones de traslado penitenciario. Esta logística sugiere la participación de personal interno, según los investigadores. La última revisión antes del escape, el 10 de octubre, no había reportado anomalías.

Prófugos dispersos en municipios cercanos
Las autoridades creen que los evadidos se esconden en municipios cercanos a la capital, como Fraijanes, Santa Catarina Pinula y San José Pinula. Algunos podrían haber llegado hasta Santa Rosa. Uno de los fugados, identificado como alias “Black Demon”, fue recapturado tras ser visto por informantes cuando intentaba trasladarse hacia la zona 13 de la Ciudad de Guatemala.

Las fuentes también apuntaron a una red de control interno en la que pandilleros mantienen bajo su dominio a los guardias, no solo con dinero, sino con drogas. “Hoy ya no les pagan en efectivo, los hicieron adictos”, afirmaron. Incluso mencionaron que el 80 % de los custodios habría dado positivo en pruebas de consumo.
Finalmente, los informantes advirtieron que el Sistema Penitenciario carece de control y disciplina interna. “Los internos mandan en los sectores. Dicen que todo está completo, aunque falten reos”, aseguraron. La fuga de Fraijanes II, una de las más graves en años recientes, expone nuevamente el colapso institucional que enfrenta el sistema carcelario guatemalteco.







