La Fiscalía de Panamá informó lunes que varios costarricenses estarían involucrados en una extensa red de narcotráfico que utilizaba el paso inhóspito del Darién para el transporte de drogas hacia la frontera entre ambos países. La organización criminal, desarticulada en agosto de 2024 durante la operación Jericó, enfrentará juicio este año en territorio panameño.
La red transnacional, según los reportes, empleaba a migrantes como “mochileros” para transportar cocaína desde Colombia a través de la selva del Darién, hasta puntos de recepción en Panamá.
De ahí, la droga era camuflada en vehículos con doble fondo para su traslado hacia la frontera con Costa Rica.
El fiscal panameño Joseph Díaz detalló que las investigaciones han revelado que ciudadanos costarricenses operaban como enlaces logísticos en la zona fronteriza de Chiriquí, facilitando el paso de las sustancias ilícitas y el envío de dinero al interior de Panamá.
“Aunque no se ha identificado plenamente a individuos costarricenses, hay referencias consistentes a su participación como nexos clave en la estructura criminal”, explicó.
Un operativo clave: Jericó
La operación Jericó, desarrollada durante varios meses, culminó en agosto de 2023 con 41 allanamientos simultáneos y la captura inicial de 28 personas vinculadas al narcotráfico. Entre los hallazgos más relevantes figuran más de tres toneladas de cocaína y cerca de 400,000 dólares en efectivo.
Además, se decomisaron vehículos modificados para el transporte de drogas y dinero, así como armas de fuego.
El Procurador General de Panamá, Javier Caraballo, destacó la importancia de este operativo para desmantelar una red que no solo traficaba drogas, sino que también lavaba dinero mediante empresas fachada. “El juicio previsto para este año permitirá cerrar un capítulo importante en la lucha contra el narcotráfico en la región”, afirmó.
Migración como herramienta del crimen
La Fiscalía panameña resaltó que la organización se aprovechó del creciente flujo migratorio en el Darién, especialmente de venezolanos y ciudadanos de otras nacionalidades, para emplearlos como “mochileros” que transportaban los estupefacientes por rutas selváticas. Este esquema muestra cómo las redes delictivas se adaptan a las crisis migratorias para ampliar sus operaciones.
Aunque las autoridades panameñas lideran el proceso judicial, la posible implicación de costarricenses en la red ha encendido las alertas en el país vecino. Hasta ahora, no se ha confirmado si Costa Rica abrirá investigaciones paralelas, pero los vínculos señalados han puesto en evidencia la necesidad de reforzar los controles fronterizos y la cooperación binacional.
Un juicio esperado
El juicio en Panamá promete arrojar más detalles sobre la estructura de esta red criminal y su alcance en la región. Para las autoridades, el caso Jericó no solo representa un logro en la lucha contra el narcotráfico, sino también un llamado a fortalecer las acciones conjuntas entre países para enfrentar un problema que trasciende fronteras.
Mientras tanto, las investigaciones continúan abiertas, y se espera que este año se produzcan nuevas detenciones y revelaciones que permitan desarticular completamente la organización.