El padre Marcos Somarriba huyó de Nicaragua siendo adolescente, durante la revolución sandinista, y recibió asilo político en Estados Unidos. Décadas después, como párroco de la iglesia Santa Ágata en Miami, denuncia el recrudecimiento de la represión bajo la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, y expresa su preocupación por el fin del Estatus de Protección Temporal (TPS) que ampara a miles de nicaragüenses en territorio estadounidense.
Somarriba aseguró en una entrevista con The National Catholic Register que las condiciones en Nicaragua son peores que cuando salió hace 45 años. Señala desapariciones forzadas, encarcelamientos y exilio como prácticas habituales del régimen.
Organismos como la ONU han documentado violaciones sistemáticas a los derechos humanos y represión contra la Iglesia católica, incluyendo el cierre de medios y la disolución de congregaciones como las Misioneras de la Caridad.
La persecución religiosa ha obligado al exilio a sacerdotes, obispos y seminaristas. En 2023, tras negociaciones con Washington, 222 presos políticos —incluidos seis sacerdotes y dos seminaristas— fueron liberados y enviados a EE.UU. bajo parole humanitario, sin permisos de trabajo ni asilo garantizado.
“Debieron recibir asilo político inmediato”, reclama Somarriba, quien teme por la seguridad de cualquier deportado.
Tras el huracán de 1998 que devastó Centroamérica, EE.UU. otorgó el TPS a ciudadanos de Nicaragua y Honduras, permitiéndoles trabajar y vivir sin temor a la deportación. Sin embargo, en julio el Departamento de Seguridad Nacional anunció su terminación a partir del 25 de septiembre, alegando “mejoras” en las condiciones del país. Una orden judicial ha extendido la protección hasta el 18 de noviembre de 2025, pero la incertidumbre persiste.
La represión se intensificó recientemente, advierte Somarriba, citando un discurso de Ortega en el que instó a sus seguidores a espiar a sus vecinos para denunciar a “terroristas y traidores”.
Según el sacerdote, el mensaje es claro: “Si no estás con ellos, estás muerto, exiliado o en prisión”.