A pesar de la reciente salida de Nicaragua de la Organización de los Estados Americanos (OEA), anunciada oficialmente el 19 de noviembre, el enfoque internacional sobre la situación política y de derechos humanos en el país no disminuirá. Así lo considera Estados Unidos.
El embajador de Estados Unidos ante la OEA, Francisco Mora, reveló en una conferencia de prensa virtual este 20 de noviembre que el Grupo de Trabajo del Consejo Permanente para Nicaragua seguirá activo, manteniendo al Consejo informado sobre los desarrollos en Nicaragua.
Este grupo, formado en agosto de 2018 durante una ola de represión brutal contra manifestantes civiles que dejó 355 muertos y más de 2,000 heridos, tiene como misión buscar soluciones pacíficas y sostenibles para la crisis nicaragüense.
Liderado por Canadá y Chile, e integrado por varios países incluyendo Estados Unidos, Costa Rica y Brasil, el grupo se enfoca en la diplomacia y la consulta con el régimen nicaragüense.
El embajador Mora subrayó la delicada balanza que Estados Unidos mantiene al aplicar presiones al régimen de Ortega-Murillo, procurando no perjudicar al pueblo nicaragüense. Las sanciones económicas generales, aunque efectivas, pueden tener un impacto negativo en la población, algo que Estados Unidos busca evitar, admitió Mora, quien no descartó seguir aplicando sanciones a la dictadura que encabezan los tiranos Daniel Ortega y Rosario Murillo.
En este contexto de deterioro democrático, la misión de la OEA se vuelve más crucial. La organización, centrada en la defensa de la democracia y los derechos humanos, está fortaleciendo la Carta Democrática Interamericana como respuesta a los desafíos actuales, ha dicho la organización al reconocer la salida del régimen del sistema.
Mientras tanto, la dictadura rechazó a la OEA, calificándola como un instrumento de intervención estadounidense.
Según Murillo en los medios que administran sus hijos, la salida de Nicaragua de la OEA marca el inicio de “una nueva era”, “libre” de lo que considera una injerencia imperial.
La salida de Nicaragua de la OEA se da justo dos años después de que el régimen de Ortega denunciara la Carta de la OEA, marcando su intención de retirarse del organismo.
Desde abril de 2018, la mayoría de los miembros de la OEA han condenado las violaciones de derechos humanos en Nicaragua, especialmente en el contexto de la represión armada contra las protestas civiles.
Este panorama pone en relieve la tensión continúa entre el aislamiento internacional de Nicaragua bajo Ortega-Murillo y los esfuerzos internacionales por mantener el escrutinio y promover soluciones a la crisis política y humanitaria que sigue afectando al país centroamericano.