La Asamblea Nacional de Nicaragua, controlada por la familia Ortega Murillo, aprobó el 28 de octubre, unos acuerdos de cooperación económica, comercial y política con las administraciones prorrusas de Donetsk y Sebastopol, territorios ucranianos ocupados por Rusia y no reconocidos por la comunidad internacional.
La decisión, que pasó desapercibida en los medios locales, convierte a Nicaragua en el único país del mundo que ha formalizado este tipo de relaciones con regiones cuya anexión ha sido denunciada por Naciones Unidas como una violación a la soberanía de Ucrania.
En una nota oficial, el servicio de prensa del Parlamento nicaragüense anunció que los diputados sandinistas “aprobaron por unanimidad los acuerdos de cooperación con la República de Donetsk y el gobierno de Sebastopol, pueblos hermanos de la Federación Rusa”.
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Laureno, el firmante del oprobio
Los convenios con Sebastopol incluyen cooperación en educación, tecnología, cultura, protección ambiental, construcción de viviendas, deporte y turismo.
No se detallaron los alcances económicos, pero los acuerdos abren la puerta a intercambios comerciales directos con las autoridades impuestas por Moscú.
Antes, el hijo de los dictadores, Laureano Ortega, había viajado a Moscú para la firma de los acuerdos. La Cancillería ucraniana reaccionó con dureza.

Kiev recordó que Nicaragua ya había reconocido Crimea, Luhansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón como parte de Rusia, y afirmó que con este nuevo paso el régimen de Managua “violó las obligaciones establecidas en los documentos que rigen las relaciones diplomáticas entre ambos países”.
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Kiev protesta
“Este decisivo paso diplomático demuestra que Ucrania seguirá respondiendo con la mayor firmeza posible a cualquier intento de vulnerar su soberanía e integridad territorial”, declaró el ministro de Exteriores ucraniano, Andriy Sibiga.
Añadió que Kiev no permitirá “ninguna intrusión en nuestra condición de Estado” y tomará todas las medidas necesarias para proteger sus fronteras.
Nicaragua, estrecho aliado de Moscú desde el retorno de Daniel Ortega al poder en 2007, ha respaldado públicamente la invasión rusa a Ucrania y suele alinearse con el Kremlin en foros internacionales.







