Friedrich Merz se estrena con mal pie como canciller de Alemania

Por Ed Turner, Aston University

Friedrich Merz, nuevo canciller de Alemania.

Friedrich Merz ha sido confirmado como nuevo canciller de Alemania tras un reñido proceso que dejó su futuro en el aire. El dirigente conservador perdió la primera ronda de votaciones entre los diputados congregados para confirmar su cargo y es posible que nunca sepa quién de su propia coalición le traicionó. Tras la sorpresa de la votación matinal, se convocó una segunda ronda y quienquiera que estuviera bloqueando su camino parece haber dado marcha atrás.

La CDU/CSU de Merz había alcanzado un acuerdo de coalición con el socialdemócrata SPD. Los ministros habían sido nombrados y estaban listos para tomar posesión, y la elección de Merz como canciller estaba prevista para la mañana del 6 de mayo. Pero durante gran parte de la mañana, el resultado parecía incierto.

Los candidatos a canciller suelen quedarse por debajo del número de votos que esperan recibir (de los diputados de su propio partido y de su socio de coalición), y ha habido algunas elecciones reñidas, como la de Helmut Kohl en 1994, que ganó por un solo voto. Pero esta era la primera vez que un candidato perdía la votación.

Merz solo obtuvo 310 votos en primera ronda. Son seis menos que la mayoría absoluta que necesitaba y 18 menos que el número de diputados de su propia coalición CDU/CSU/SPD. La Constitución alemana exige que esta votación sea secreta, por lo que no sabemos, y quizá nunca lo sepamos, quién votó en contra de Merz.

En la segunda vuelta, organizada apresuradamente tras el fracaso de la primera, se obtuvieron 325 votos, más de los 316 necesarios. Hubo 289 votos en contra, una abstención y tres votos nulos.

Merz espera ahora que la primera votación pueda descartarse como “falta de validez” y que la vida siga rápidamente su curso.

¿Por qué ha ocurrido esto?

Hay cuatro grupos de diputados que podrían haber votado en secreto en contra de Merz en la primera vuelta. Y es posible que los cuatro estuvieran representados en el grupo, pero nunca lo sabremos con certeza.

El primero es el de los parlamentarios de la CDU/CSU que no estaban contentos con Merz. En particular, pocos días después de su elección, cuando abogó por unos presupuestos equilibrados, impulsó una reforma de las restricciones constitucionales alemanas sobre la deuda pública para permitir un gasto adicional en defensa e infraestructuras. Esto molestó a los halcones fiscales, algunos de los cuales pueden haber decidido enviarle un mensaje durante la votación.

El segundo es el de los diputados de la CDU/CSU que esperaban un cargo ministerial y se quedaron sin él. Era inevitable, sobre todo porque Merz consiguió menos puestos en el gabinete de lo que se esperaba para su propio partido.

El tercer grupo estaría formado por los diputados del SPD que tampoco consiguieron un cargo ministerial o que no estaban satisfechos con la elección de los ministros.

En cuarto lugar, las sospechas recaerán sobre algunos de los diputados de izquierda que tienen desacuerdos políticos con Merz. Su decisión de votar con el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) sobre la política de inmigración antes de las elecciones causó gran indignación.

Hay críticos internos del SPD que consideran que el acuerdo de coalición hace demasiadas concesiones a Merz, especialmente en materia de inmigración.

El mensaje al nuevo Gobierno es muy claro: si esperaba estar más unido que su predecesor, la coalición tripartita que se vio frecuentemente consumida por disputas públicas y que finalmente se derrumbó por la política presupuestaria, esas ambiciones se han topado con el primer obstáculo.

No debemos exagerar los riesgos para la estabilidad del Gobierno. La mayoría de las votaciones son públicas, no secretas, por lo que es mucho más probable que los diputados sigan la línea del Gobierno a partir de ahora. Además, los cancilleres han gobernado a menudo con mayorías reducidas durante largos periodos.

Sin embargo, esta debacle es un mal presagio. Si Merz da un giro rápido a la situación, el episodio podrá olvidarse. Pero si no lo hace, este golpe temprano a su autoridad envalentonará a la AfD, que señalará la aparente disfunción de los partidos mayoritarios y sacará partido del descontento público. Tampoco le ayudará a cumplir su ambición de mostrar liderazgo en Europa.

La posición de Merz en las encuestas ya era débil, y estos acontecimientos corren el riesgo de causar más daño. Sus primeros días en el cargo serán ahora aún más difíciles de lo que esperaba.

Ed Turner, Reader in Politics, Co-Director, Aston Centre for Europe, Aston University

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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