El mercado laboral global volvió a mostrar en 2025 una fuerte brecha salarial entre profesiones universitarias. Análisis basados en inteligencia artificial, junto con datos de la National Association of Colleges and Employers (NACE) y estudios de portales de empleabilidad como IEBS Business School, identificaron cuáles fueron las carreras con los ingresos iniciales más bajos del año, una tendencia que también impacta en América Central.
Durante 2025, factores como la saturación de egresados, la informalidad laboral y la baja inversión pública profundizaron las diferencias salariales entre disciplinas, afectando principalmente a jóvenes profesionales que recién ingresan al mercado de trabajo.
El listado de las 15 carreras peor pagadas incluye a: Psicología; Hotelería y turismo; Educación infantil; Enfermería; Trabajo social; Marketing y ventas (nivel junior); Comunicación social; Ciencias sociales y humanas; Licenciaturas en educación; Artes y música; Diseño gráfico tradicional; Nutrición y dietética; Teología y estudios religiosos; Filosofía y letras; y Bibliotecología y gestión de la información.

En áreas como psicología y comunicación social, la alta competencia y la abundancia de graduados reducen el poder de negociación salarial. Muchas ofertas iniciales se ubican cerca del salario mínimo o se concentran en esquemas de trabajo independiente.
Profesiones vinculadas a la educación, la enfermería y el trabajo social enfrentan además la limitación de presupuestos públicos. Aunque cumplen funciones esenciales, la falta de actualización salarial y la precarización laboral son una constante en varios países de la región.

Hotelería, turismo y marketing presentan altos niveles de informalidad y estacionalidad. Esto genera ingresos inestables, contratos temporales y escaso acceso a prestaciones sociales, una realidad frecuente en Centroamérica y el Caribe.
El avance de la automatización y la inteligencia artificial impactó con fuerza en el diseño gráfico tradicional, la edición de contenidos y la gestión de la información. Las tareas básicas se abarataron, mientras que se exige mayor especialización para acceder a mejores salarios.
Los expertos coinciden en que la desconexión entre los planes de estudio universitarios y las necesidades del mercado productivo agrava el problema. La formación continua, la especialización y una mejor orientación vocacional aparecen como claves para reducir la brecha salarial y mejorar las oportunidades laborales en el mediano plazo.







