El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el lunes en la Casa Blanca un nuevo plan de paz para Gaza, que fue inmediatamente respaldado por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. La iniciativa contempla un alto al fuego inmediato, la retirada progresiva de las fuerzas israelíes, la liberación de rehenes y prisioneros palestinos, y la creación de un gobierno de transición sin presencia de Hamás.
Trump calificó la propuesta como un momento “histórico” que está “muy cerca” de poner fin a la guerra en Gaza, iniciada en octubre de 2023. El documento fue entregado a Hamás a través de mediadores de Egipto y Catar, y el grupo aseguró que lo está revisando.
El plan establece tres fases de retiro militar de Israel, condicionadas a la liberación de 48 rehenes, de los cuales se estima que 20 siguen con vida, a cambio de 250 palestinos condenados a cadena perpetua y 1,700 gazatíes detenidos tras los ataques del 7 de octubre de 2023. A la par, comenzaría el ingreso de ayuda humanitaria bajo supervisión de la ONU.
Una vez logrado el cese de hostilidades, Gaza sería administrada por un comité tecnocrático de transición, supervisado por una “Junta de la Paz” encabezada por Trump e integrada por líderes internacionales, entre ellos el ex primer ministro británico Tony Blair. También se desplegaría una Fuerza Internacional de Estabilización, conformada por socios árabes e internacionales, para garantizar la seguridad en la Franja.
Netanyahu expresó su respaldo a la propuesta al considerar que coincide con los objetivos de Israel: liberar rehenes, desarmar a Hamás, desmilitarizar Gaza y garantizar el control israelí en materia de seguridad. “Si Hamás rechaza la propuesta, Israel mantendrá el asedio en Gaza hasta terminar el trabajo”, advirtió.
Sin embargo, el plan enfrenta obstáculos tanto en Israel como en Gaza. Netanyahu necesitará el apoyo de los sectores ultraderechistas de su Gobierno, que se oponen a cualquier concesión y han abogado por el control total de la Franja. Por su parte, Hamás debería aceptar su exclusión política y militar tras 18 años de dominio en Gaza, un escenario que supondría el fin de su poder en el enclave.
La iniciativa también abre la puerta a la creación futura de un Estado palestino, algo no contemplado en planes anteriores. No obstante, carece de un cronograma concreto para la retirada israelí, lo que genera dudas sobre su implementación.
Analistas advierten que el respaldo de Netanyahu podría tener más motivaciones políticas que reales perspectivas de paz. A un año de las elecciones previstas en Israel para 2026, el primer ministro busca ganar capital político al mostrarse dispuesto a negociar, aunque sea previsible un rechazo de Hamás.
El plan surge en un contexto de creciente aislamiento internacional hacia Israel, acusado de crímenes de guerra y de genocidio en Gaza, donde más de 66,000 personas han muerto desde 2023, según organismos de derechos humanos y la ONU.







