En una mañana soleada de Domingo de Resurrección, el Papa Francisco salió al balcón principal de la Basílica de San Pedro para impartir la tradicional bendición Urbi et Orbi, rodeado por miles de fieles que abarrotaban la Plaza del Vaticano. “Hermanos y hermanas, buena Pascua”, saludó con voz suave el Pontífice, que permaneció en silla de ruedas durante toda la ceremonia.
A pesar de las recientes complicaciones de salud que lo mantienen en recuperación, Francisco, sin asistencia respiratoria visible, quiso estar presente en este momento central de la celebración cristiana. Aunque no leyó personalmente el mensaje pascual, siguió atentamente mientras monseñor Diego Ravelli, maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, pronunciaba sus palabras.
El mensaje tuvo un marcado tono de preocupación por los conflictos que siguen sacudiendo diversas regiones del mundo. Ucrania, Tierra Santa, Siria, Yemen, lugares donde la guerra sigue dejando cicatrices profundas.
“El mal no ha desaparecido de nuestra historia… pero ya no tiene dominio sobre quien acoge la gracia de este día. La Pascua es la fiesta de la vida”, recordó el Papa en su declaración.
“Queridos hermanos y hermanas, ¡Buena Pascua!” Así ha saludado el Papa a los miles de fieles que le esperaban en la Plaza de San Pedro💐✨ pic.twitter.com/fG34nCx0nX
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Uno de los llamados más urgentes fue para Gaza. El Papa instó a un inmediato cese del fuego, la liberación de rehenes y la llegada de ayuda humanitaria. “Me siento cercano al sufrimiento de los cristianos en Palestina e Israel, así como a ambos pueblos”, se escuchó, acompañado de una advertencia por el creciente antisemitismo que, según expresó, se está propagando preocupantemente a nivel global.
El mensaje también se dirigió a las comunidades cristianas del Líbano y Siria, pidiendo estabilidad y una mayor participación en el destino político de sus países.
En el caso de Yemen, el Papa describió la situación como “una de las peores crisis humanitarias del mundo” y apeló al diálogo como única salida posible.
El Papa de las sorpresas…. Primera vuelta en papamóvil del año ✨ pic.twitter.com/pG8AOmEuf0
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En un llamado más amplio, Francisco exhortó a las naciones a replantear sus políticas armamentísticas.
“La paz no es posible sin un verdadero desarme”, afirmó. “La necesidad de defensa no debe convertirse en una carrera al rearme”.
Tras la bendición, el Papa recorrió durante unos 25 minutos la Plaza de San Pedro a bordo del Papamóvil, saludando a los peregrinos que lo aclamaban con entusiasmo. Incluso pidió detener el vehículo en varias ocasiones para acercarse a niños y bebés, gesto que arrancó sonrisas y aplausos.
Antes de la celebración pública, el Papa recibió en su residencia de Santa Marta al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, en una breve reunión de carácter privado.
El Vaticano informó que el encuentro, que tuvo lugar a las 11:30 de la mañana 5:30 de la mañana de Panamá, 4:30 para el resto de Centroamérica), sirvió para intercambiar saludos con motivo de la Pascua.
Vance se encuentra en Italia en visita oficial y también fue recibido por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano.
Conmovido pero firme en su mensaje, Francisco volvió a colocar la esperanza en el centro del mensaje cristiano. La Pascua, insistió, es una oportunidad para renovar el compromiso con la vida, la dignidad humana y la paz mundial.