El cielo parecía conspirar contra el reencuentro. A eso de las 8:30 de la noche (9:30 de Panamá), la lluvia caía con furia sobre el Parque de Pelota en San Salvador. Pero nada, ni una tormenta torrencial ni el paso de más de una década, detuvo a los miles de fieles bunburistas que, con paciencia casi religiosa, resistieron empapados y expectantes. A las 9:35, entre luces rojas y gritos que desgarraban el aire húmedo, apareció él: Enrique Bunbury. Traje elegante, silueta inconfundible, y ese aire de trovador apocalíptico que lo ha convertido en una figura de culto del rock iberoamericano.
“Buenas noches, bienvenidos, el Huracán Ambulante presente en la ciudad de San Salvador”, saludó el aragonés al tomar el micrófono. La primera ráfaga del vendaval fue “El Club de los Imposibles”, de aquel ya mítico Flamingos (2002). El concierto, tercero en su gira “Huracán Ambulante Tour 2025”, no tardó en convertirse en un viaje vertiginoso por las múltiples caras de Bunbury: el flamenco, el bolero, el tango y el rock, todos amalgamados con una intensidad que solo él sabe administrar sin despeinarse el alma.
La noche avanzó entre joyas del pasado y el fuego de lo reciente. Sonaron “De Mayor”, “El Extranjero”, “Desmejorado”, “Te Puedes a Todo Acostumbrar”, “Sólo Si Me Perdonas” —piezas que resonaron con la fuerza de quien no solo canta, sino que exorciza.
San Salvador! Muchas gracias por una noche única! Nos hicieron muy felices!!! pic.twitter.com/NF3OGhbYz6
— Enrique Bunbury (@bunburyoficial) June 15, 2025
“Hace 20 años que estos muchachos y yo nos reunimos por primera vez sobre un escenario. Hoy volvemos juntos con el Huracán Ambulante, motivo de celebración, motivo de alegría”, dijo Bunbury, mientras los rostros mojados del público oscilaban entre la euforia y la emoción.
Y como si el tiempo no existiera, su voz rasgó la noche con “Infinito”: “Me calaste hondo, y ahora me dueles…”. Un mar de coros se alzó sobre el estadio, cantando con devoción casi litúrgica. Luego vinieron los himnos nuevos como “Las Chingadas Ganas de Llorar”, reciente sencillo de su disco Cuentas Pendientes (2024), que prueba que su poética no ha perdido filo, solo ha mutado de piel.
Pero fue con “Apuesta por el Rock and Roll”, única canción en el setlist que homenajea a Héroes del Silencio, que la noche alcanzó su clímax. Los fanáticos —jóvenes y veteranos— explotaron en un grito colectivo que pareció sacudir los cimientos de San Salvador. Fue un acto de comunión sonora, una entrega total entre ídolo y seguidores.
Bunbury nunca falla ! pic.twitter.com/67TIkCGDQO
— Victor Zaldivar (@VRZaldivar) June 15, 2025
El cierre fue tan digno como el inicio. Después de “Enganchado A Ti” y “Lady Blue”, Bunbury se retiró brevemente, solo para volver y regalar un epílogo incendiario: “Parecemos Tontos”, “Serpiente”, “El Viento a Favor”, “El Jinete”, y la inevitable “Al Final”, un adiós con sabor a eternidad.
Bunbury sigue su huracanado paso por Latinoamérica, con 12 conciertos más que lo llevarán a Guatemala el 18 de junio y Honduras el 21, para luego continuar en Colombia, México, Ecuador, Estados Unidos, España y Argentina, donde concluirá este viaje sonoro el 27 de septiembre, en Buenos Aires.
Once años después de su último show en El Salvador (aquella noche espacial de marzo de 2014 con el Tour Palo Santo), Bunbury no solo regresó: reclamó su lugar como chamán del rock en español, como ese poeta eléctrico que transforma la melancolía en arte. Y en San Salvador, bajo la lluvia, su huracán dejó más que escombros: dejó historia.