La pobreza en Costa Rica disminuyó al 15,2 % en 2025, una reducción de 2,8 puntos porcentuales con respecto al 2024, según los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) entre el 7 de julio y el 13 de agosto de este año. Este descenso representa 40,716 hogares menos en condición de pobreza, para un total estimado de 286 365 hogares.
En el caso de la pobreza extrema, el indicador bajó de 4,8 % a 3,8 %, lo que equivale a una reducción de 15 412 hogares, para un total de 71,336. Estas cifras marcan un cambio estadísticamente significativo y reflejan avances tanto en políticas sociales como en crecimiento económico.
Por zonas de residencia, la pobreza urbana descendió del 16,4 % al 13,6 %, mientras que la pobreza rural pasó del 22,1 % al 19,3 %. También se observaron reducciones en la pobreza extrema urbana (de 4,0 % a 3,1 %) y rural (de 6,7 % a 5,5 %), con variaciones estadísticamente significativas en ambos casos.
Al analizar por región de planificación, la región Central sigue siendo la de menor incidencia de pobreza (10,8 %) y pobreza extrema (2,2 %), por debajo del promedio nacional. Por su parte, la región Brunca (sur del país) mostró la mayor mejora relativa con una disminución de 6,8 %, mientras que Huetar Caribe se mantiene con la mayor tasa de pobreza (24,9 %).
Respecto a la pobreza multidimensional, esta afecta al 9,9 % de los hogares, equivalente a 186 541 familias, sin variaciones significativas frente al año anterior. Este indicador contempla carencias en educación, salud, vivienda y acceso a servicios.
En cuanto al ingreso promedio de los hogares, el monto nacional en 2025 es de ₡1,209,825 mensuales (unos $2,419), con una variación significativa del 8,1 % respecto al 2024. El ingreso per cápita también aumentó un 10,4 %, ubicándose en ₡485,792 (unos $971).
Las principales fuentes de ingreso también crecieron: los salarios aumentaron 4,7 %, las rentas de la propiedad 25,9 %, y las transferencias diversas 9,3 %. En cambio, los subsidios estatales y becas se mantuvieron sin cambios significativos.
Finalmente, el ingreso promedio urbano -₡1,355,642, unos $2,710- supera en 39 % al ingreso rural: ₡827,547, unos 1,654. El ingreso per cápita urbano fue de ₡545,626 ($1,129, mientras que el rural alcanzó ₡328,928 ($657), evidenciando brechas persistentes pese a los avances.







