Casi el 90 % de la ropa usada que se importa en Guatemala es reutilizada

Un informe de Garson & Shaw revela que Guatemala reutiliza hasta el 92 % de su ropa importada de segunda mano, principalmente desde Estados Unidos, desmintiendo mitos sobre desechos textiles.

Ropa usada a la venta en un mercado guatemalteco. Foto Garson & Shaw

Un nuevo informe elaborado por Garson & Shaw, proveedor mayorista global de ropa usada, determinó que entre el 88 % y el 92 % de la ropa de segunda mano importada a Guatemala no se desecha, sino que se reutiliza localmente, a través de sistemas de reciclaje innovadores y cadenas de suministro tanto formales como informales.

Según el estudio, en 2023 Guatemala importó más de 131.2 millones de kilogramos de ropa usada bajo la clasificación arancelaria 6309.1, de los cuales el 98.6 % provenía de Estados Unidos, consolidando al país norteamericano como el principal proveedor del mercado guatemalteco.

Estos volúmenes ubican a Guatemala como uno de los mayores importadores de ropa usada en Centroamérica y muestran la relevancia de este sector en el impulso de la economía circular y el reciclaje textil.

El mercado guatemalteco de ropa de segunda mano opera en dos grandes vertientes: una formal, liderada por la cadena Megapaca, que emplea a más de 4,100 personas, y otra informal, integrada por comerciantes de mercado, microminoristas y vendedores ambulantes.

Ambos canales se abastecen de ropa cruda no clasificada, que permite a los comerciantes locales llevar a cabo procesos de selección, calificación y fijación de precios, agregando valor económico en el país.

“La ropa de segunda mano que se envía a Guatemala pasa por múltiples etapas de extracción de valor por parte de clasificadores, minoristas y vendedores locales”, explicó Jennifer Wang, fundadora de Full Cycle Resource y autora principal del informe.

“De hecho, entre el 88 % y el 92 % de la ropa se clasifica para su reutilización. Descubrimos que la actividad de clasificación local no solo era valorada, sino vital. Agrega valor económico, crea empleos y garantiza que la ropa pueda satisfacer las necesidades específicas de los mercados locales”, subrayó Wang.

Los precios en los mercados informales varían entre $0.13 para prendas de baja calidad y $6.48 para piezas premium, generando márgenes atractivos para los comerciantes.

El informe también destaca que la ropa usada importada pasa por una clasificación en dos etapas: primero se retiran accesorios, zapatos y artículos no reutilizables, y luego se clasifican por calidad. Este proceso reduce la tasa de desperdicio al 5 %, frente al 12.2 % de la ropa sin clasificar.

Además del impacto ambiental positivo, el sector tiene un efecto directo sobre el empoderamiento económico de las mujeres. De acuerdo con la encuesta realizada a 382 comerciantes, el 60.7 % eran mujeres y el 57.4 % de los negocios de ropa usada eran propiedad de mujeres, superando el promedio nacional de emprendimiento femenino. Asimismo, el 94.2 % de los encuestados reportó mejoras en las finanzas del hogar.

Aunque la infraestructura nacional de manejo de residuos en Guatemala es limitada —con una tasa de recolección de apenas 55 %—, los residuos generados por el sector de ropa usada representan una fracción menor del total y se gestionan con mayor eficiencia que otros flujos de desechos.

El informe concluye que, a pesar de las limitaciones estructurales y el alto nivel de informalidad laboral (que alcanza el 71 %), la ropa usada sigue siendo esencial para el acceso a vestimenta asequible, la generación de ingresos y la reutilización de materiales en un país donde más de la mitad de la población vive en pobreza.

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