Aranceles del 18% de EE UU agrava crisis de competitividad de Nicaragua en Centroamérica

Expertos advierten que exportaciones de Nicaragua seguirán cayendo y el panorama luce sombrío para el país

puerto corinto

Corinto, principal puerto de exportaciones de Nicaragua.

El gobierno de Donald Trump decidió el viernes eximir de aranceles a varios productos agrícolas y pecuarios de cuatro países latinoamericanos —El Salvador, Guatemala, Argentina y Ecuador— con el objetivo declarado de reducir el costo de vida en Estados Unidos.

Sin embargo, dejó fuera a Nicaragua, que seguirá pagando un arancel del 18% para ingresar carne de res y otros bienes al mercado estadounidense, una exclusión que profundiza su desventaja competitiva frente al resto del istmo.

El nuevo decreto elimina los aranceles recíprocos aplicados este año a bienes como café, carne, bananas y tomates, argumentando que Estados Unidos no los produce en cantidades suficientes.

El riesgo de perder todo

Las autoridades económicas estadounidenses subrayan que el precio del café subió 20% en agosto y septiembre, en medio de presiones inflacionarias.

Para Nicaragua, la decisión llega en el peor momento. Pese a ser el mayor exportador de carne de Centroamérica y un importante productor de café, la administración Trump decidió no incluirla entre los países beneficiados.

La medida ocurre mientras Washington avanza en una revisión profunda de las condiciones del Tratado de Libre Comercio DR-Cafta debido a las violaciones de derechos humanos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

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Donald Trump, presidente de Estados Unidos.

Golpe directo a las exportaciones

Estados Unidos es el principal destino del café y la carne nicaragüense. En 2024, de los 524 millones de dólares exportados en café, 220 millones provinieron del mercado estadounidense. La carne de res generó 755.7 millones de dólares, de los cuales 262 millones correspondieron a EE.UU.

“Si Washington hubiera incluido al café nicaragüense en el alivio arancelario, el impacto positivo habría sido enorme”, coinciden exportadores privados de Nicaragua en Costa Rica.

Pero la Casa Blanca mantiene el 18% para Nicaragua mientras reduce la carga impositiva a sus competidores inmediatos.

El economista Juan Sebastián Chamorro alerta que la decisión confirma que “todos los escenarios son adversos para la economía”, especialmente si EE.UU. avanza hacia una suspensión formal de Managua del DR-Cafta.

Pérdidas elevadas

Calculando los riesgos conforme a fórmulas internacionales, Chamorro advierte que “el peor de los escenarios implicaría pérdidas de entre 1,900 y 3,300 millones de dólares en los primeros dos años”.

Según Chamorro, incluso un escenario moderado —solo pérdida parcial de beneficios— produciría “una caída del 10% de las exportaciones y una merma de entre 750 y 1,100 millones de dólares en los primeros dos años”.

La zona franca sería el primer sector golpeado: 119,376 empleos dependen del Cafta. Solo en los últimos dos años, la contracción de la demanda estadounidense ya provocó más de 40,000 despidos.

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La dictadura de Nicaragua beneficia a empresas mineras chinas en detrimento de los nicaragüenses.

El Salvador toma ventaja

Mientras Nicaragua queda rezagada, El Salvador acelera acuerdos con Washington que lo empoderan frente a sus vecinos.

Esta semana anunció un marco comercial bilateral que elimina barreras no arancelarias y dará ventajas inmediatas en bienes agrícolas, automotrices y productos manufacturados.

Como contraparte, Estados Unidos eliminará aranceles a exportaciones salvadoreñas elegibles bajo el Cafta.

Esa negociación —vista como estratégica— deja a Nicaragua en inferioridad competitiva no solo frente a El Salvador y Guatemala, sino también frente a países sudamericanos capaces de ofrecer bienes libres de aranceles.

Analistas en Managua consideran que la exclusión nicaragüense envía un mensaje inequívoco: la administración Trump mantiene la presión para aislar económicamente al régimen Ortega-Murillo.

La dictadura está siendo castigada por violaciones de derechos humanos y prácticas anticomerciales documentadas en la investigación abierta por la Oficina del Representante Comercial (USTR) bajo la sección 301 de la Ley de Comercio.

Señales claras sobre Cafta

La investigación del USTR concluye que Nicaragua viola derechos laborales, restringe la competencia y deteriora el clima de inversión.

Amaru Ruiz, de Fundación del Río, señala que el régimen “ha cambiado las reglas del DR-Cafta para favorecer intereses económicos propios y consolidar hegemonía política, militar y empresarial”.

Lea Bolt, de la Fundación sin Límites, afirma que la economía nicaragüense “parece fuerte solo en la superficie”.

Explica que la estabilidad monetaria depende de reservas récord y remesas que representan más del 20% del PIB:

“Es una economía altamente dependiente. El sector exportador depende en más del 60% del mercado estadounidense, la inversión pública está en su nivel más bajo en una década y los ahorros del Estado se están agotando”, dijo.

Bolt advierte que una salida del Cafta “colapsaría la zona franca y provocaría una contracción económica de entre 3% y 4% durante dos años consecutivos”.

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El hijo de los dictadores de Nicaragua, Laureano Ortega Murillo, es el delegado del régimen para los negocios de la familia con China.

Una decisión económica con impacto político

Para sectores opositores, el costo económico es alto, pero necesario si acelera el final de la dictadura.

Sin embargo, la población no comparte el mismo optimismo: temen represalias y dudan que la suspensión del Cafta provoque cambios políticos inmediatos.

El dilema es claro: seguir pagando el “costo lento” de vivir bajo un régimen dictatorial o enfrentar un “shock económico” que obligue a una transición.

De momento, la Casa Blanca ha enviado otra señal contundente: Nicaragua ya no es tratada como socio estratégico bajo el DR-Cafta, sino como un país en ruta de salida.

La exclusión arancelaria de este viernes confirma ese rumbo.

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