Ya casi es una tradición que todos los daños desde finales del 2010, Costa Rica encabeza los índices de costo de vida en Centroamérica y América Latina, según Numbeo (2025), con un puntaje de 53.5 (Nueva York igual a 100), muy por encima de Panamá (45.29), Guatemala (40) y El Salvador (39.6).
Esto significa que, para un mismo nivel de consumo, los costarricenses pagan más por vivienda, alimentos, transporte y ocio que cualquiera de sus vecinos.
El fenómeno tiene raíces profundas: una economía abierta con fuerte dependencia de importaciones, altos impuestos indirectos, sectores con poca competencia y un modelo social que garantiza servicios universales, pero con tarifas que superan el promedio regional.
El economista Daniel Suchar Zomer lo resume así: “En Costa Rica se mantiene una estructura fiscal que termina encareciendo productos y servicios esenciales”.
“Cuando uno compara el precio del kilo de arroz a $2, el pollo a $5.35 o el tomate a más de $2.50, queda claro que la estructura de precios es alta no solo por el mercado, sino por impuestos y logística”.
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Las políticas fiscales que presionan los precios
La imagen del país como uno de los destinos más costosos de la región, no lo recogen solo los informes regionales, guías de turismo y datos comparativos de organismos internacionales, sino también decenas de turistas e influencers que visitan el país.
Luego, corren a las redes sociales como Youtube a publicar las comparaciones y sumas y restas de la carestía del consumo, en comparación a otros destinos de la misma región.
Lo que ellos quizás no saben, es que Costa Rica mantiene una estructura fiscal que, según analistas, termina encareciendo productos y servicios esenciales:
- Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 13%: aplica sobre casi todos los bienes y servicios, incluidos alimentos procesados y actividades turísticas.
- Aranceles de importación: afectan a bienes básicos que en otros países ingresan libres de impuestos, encareciendo desde el combustible hasta el pan en la mesa.
- Cargas sociales empresariales: las cuotas a la Caja Costarricense de Seguro Social (8%-12% del salario declarado) y otros aportes patronales elevan los costos laborales, que luego se trasladan a los precios finales.
- Impuestos específicos a combustibles: inciden directamente en transporte y distribución, afectando el precio de casi todos los productos de la canasta básica.
- Gravámenes a bebidas alcohólicas y productos de lujo: impactan en el sector turismo y ocio, encareciendo la experiencia para visitantes y locales.
Suchar advierte que la combinación de un tipo de cambio apreciado y la dependencia de importaciones multiplica el efecto de estas cargas: “Importamos buena parte de lo que consumimos, desde trigo hasta combustibles. Cada impuesto o arancel se siente dos veces: en la aduana y en el supermercado”.

El encarecimiento según cifras oficiales
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo, INEC muestra que entre enero y junio de 2025 hubo una variación acumulada de –0,83%, lo que refleja estabilidad o incluso leve deflación en el corto plazo. Sin embargo, en perspectiva histórica los precios cambian:
- En junio de 2022, la inflación interanual alcanzó un pico de 10,06%, en medio de la crisis inflacionaria global postpandemia.
- Desde 2015, el costo de la canasta básica alimentaria se ha incrementado más de un 50%, pasando de ₡41,000 (unos $81) por persona al mes a ₡61,997 ($122.51) en 2025.
- El Banco Central reconoce que, aunque la inflación general está bajo control, la inflación de alimentos y servicios esenciales se mantiene por encima del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD por sus siglas en inglés).
La OCDE es un organismo internacional compuesto por 38 países, en su mayoría economías desarrolladas, que trabajan juntos para promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas
Costa Rica ingresó a la OCDE en mayo de 2021, convirtiéndose en el cuarto país latinoamericano miembro, junto con México, Chile y Colombia.
Esto implica adoptar estándares internacionales en materia fiscal, regulatoria y de transparencia, aunque también expone comparaciones que revelan su alto costo de vida respecto a países con mayor ingreso per cápita.
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Los productos que más han subido
El informe del INEC para junio de 2025 identifica incrementos destacados en los siguientes productos:
- Tomate: +44,72% en un mes.
- Paquetes turísticos al extranjero: +13,29%.
- Boleto aéreo: +8,99%.
- Otros alimentos con alzas sostenidas:
- Galletas saladas: +5,16%.
- Bebidas gaseosas: +2,02%.
- Huevos: +1,39%.
- Manzanas: +3,86%.
- Productos de cuidado personal: toallas sanitarias y desodorantes, con aumentos entre el 2% y 5%.
A esto se suman los incrementos acumulados en los últimos años en alimentos básicos de la dieta cotidiana:
- Pollo: de $3.80/kg en 2018 a más de $5.30/kg ($2.40 la libra) en 2025.
- Arroz: aumento cercano al 20% en cinco años.
- Gasolina: subió más del 25% desde 2020, antes de estabilizarse en 2024-2025.

Vivienda y rentas: mercado presionado
Costa Rica supera ampliamente a sus vecinos en el pago de alquileres. En zonas del Gran Área Metropolitana como San José, Escazú o Santa Ana, un apartamento de un dormitorio cuesta entre $700 y $1.500 mensuales.
El costo de las viviendas similares en Nicaragua o Honduras, en cambio, se encuentran por $250–$400. En Panamá y E Salvador los costos suben desde mínimo de $450 hasta $1.200. Esta disparidad refleja una alta demanda, concentración urbana y la llegada de expatriados, inversionistas y pensionados con mayor capacidad de gasto.
“Pago $950 por un apartamento en Escazú. Antes vivía en Managua y pagaba cerca de $300 por algo similar”, cuenta Esteban R, ingeniero nicaragüense exiliado en Costa Rica desde 2020.
Sin embargo, ser extranjero no lo distingue del fenómeno general: en Costa Rica solo el 5% por ciento de la población tiene la capacidad de adquirir un crédito para vivienda en 2025, según investigaciones de consumo de la Universidad de Costa Rica.
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Alimentos: la canasta básica más elevada del Istmo
La canasta básica alimentaria mensual en Costa Rica alcanza los $865, más costosa que en Panamá ($779), Honduras o El Salvador ($645) o Nicaragua ($553).
Un almuerzo sencillo o “casado” en una “soda” regular, como le llaman a los comedores populares, cuesta entre $10 y $12, casi el doble que en Tegucigalpa, San Salvador, Guatemala o Managua.
Productos como el litro de leche se venden a $2 (vs. $1.24 en Nicaragua), el arroz cerca de $1.45/kg (Honduras $0.90) y los huevos alrededor de $3.80 por kilo, más caros que en Panamá (3.30), Nicaragua (2.80) y Guatemala (3.35).
“Comprar frutas y verduras cuesta casi el doble que en Europa… terminas gastando más de la mitad del sueldo en comida”, dice María Fernanda López, empleada administrativa costarricense entrevistada en un Walmart de Heredia.
Servicios públicos y telecomunicaciones
El costo de electricidad promedio por hogares en Costa Rica es de aproximadamente $59.85 al mes superior al de Nicaragua o Panamá, quizás similar que el de El Salvador. Internet básico ronda los $45, y los planes de alta velocidad alcanzan los $110, comparado con el promedio de $20–$50 en otros países centroamericanos.
Además, el seguro público (Caja Costarricense de Seguro Social) supone entre el 8 % y 12 % del ingreso declarado, sin equivalente directo en sistemas más mixtos o privados de la región.
“Por internet, agua, luz, pago más de $200 al mes. Hace cuatro años gastaba la mitad”, dice José Alberto Vargas, consultor de bienes raíces en San José.
Transporte y combustibles: gasolina cara, traslado costoso
Costa Rica se mantiene entre los países con los combustibles más caros de Centroamérica, superando ampliamente a Panamá y Honduras, y solo por debajo de Nicaragua en algunos productos.
Según los precios vigentes en agosto de 2025, el litro de gasolina súper cuesta en Costa Rica alrededor de $1,32, lo que equivale a unos $4,97 por galón. La gasolina regular se vende a 4,81 dólares y el diésel a 4,16 dólares por galón.
En comparación, en Panamá los precios son considerablemente más bajos: la gasolina especial ronda los $3,47 por galón, la regular $3,27 y el diésel $3,20, el nivel más bajo de la región. Honduras también presenta costos menores, con la gasolina especial en $3,91, la regular en $3,61 y el diésel en $3,42 dólares por galón.
El Salvador tiene la gasolina especial $3.80, la regular en $3.55 y el diesel $3.34. En Guatemala, también es más barato que Costa Rica: la Especial: $3.96, la Regular: $3.77 y el diesel: $3.58.
Nicaragua, en cambio, registra valores incluso superiores a los de Costa Rica en la mayoría de los combustibles. La gasolina especial se vende a $5,05 por galón, la regular a $4,94 y el diésel a $4,47.
Con estos precios, la brecha entre Costa Rica y Panamá supera los $1,50 por galón en gasolina especial, y entre $1,20 y $1,60 frente a Honduras, reflejando el peso de la carga fiscal y los costos de importación que encarecen el mercado costarricense.
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Ocio y turismo: precios que reducen la experiencia “pura vida”
Para residentes y visitantes, Costa Rica presenta precios elevados en ocio: una cerveza ronda los $3.50–$4 (vs. $2 en Nicaragua), y la entrada a un parque nacional cuesta entre $12 y $25 para no residentes.
Esto convierte actividades turísticas en un lujo, especialmente comparado con países donde estos costos son más bajos. Por ello, es cada vez más alto el porcentaje de costarricenses que vuelan fuera del país en busca de turismo.
“En Jacó pagué $10 por una cerveza en un bar. En mi país con eso me tomo dos”, dijo el turista de surf Richard Thompson, canadiense que suele visitar Centroamérica desde hace 10 años.
Hasta hace unos seis años solía visitar las playas del sur de Nicaragua, pero en 2019 lo detuvieron por grabar en vía pública una procesión católica en Rivas.
Desde entonces no volvió, pero tras recorrer el istmo en busca de playas y aventura, dice que lo más cercano a calidad de playas las ha gozado en la provincia de Guanacaste, Costa Rica, pero a un costo tres o cuatro veces más elevado que Nicaragua.
El impacto en la vida cotidiana
El resultado de esta combinación de políticas fiscales, encarecimiento estructural y dependencia de importaciones es un país donde el umbral de subsistencia para una familia de 3 a 4 personas oscila entre $2,200 y $3,000 al mes, y el de una calidad de vida media ronda entre $3,500 y $4,500.
Una persona sola puede vivir con $1,300–$2,000, dependiendo de su estilo de vida y ubicación.
En cambio, hay quienes señalan que el alto de costo de vida en Costa Rica se paga por la seguridad, tranquilidad y belleza del país, que hasta hace menos de cinco años destacaba por su estabilidad, climas agradables y compromiso con las energías renovables, lo que atraía turismo e inversión. Hoy a eso hay que agregarle los problemas de inseguridad que se han desatado desde hace tres años.
Pero el alto costo estructural del país —alimentado por impuestos, dependencia de importaciones, servicios públicos caros y mercados poco competitivos—, sumado al deterioro de su imagen y seguridad, limita el bienestar cotidiano de la antes apodada Suiza Centroamericana.