La candidata presidencial del partido Libertad y Refundación (Libre), Rixi Moncada, tuvo su participación estelar este sábado en el acto oficialista de conmemoración por el 16º aniversario del golpe de Estado que en 2009 sacó del poder a su padrino político y actual coordinador del partido, Manuel Zelaya Rosales.
El evento, que movilizó a cientos de simpatizantes en Tegucigalpa, fue respaldado ampliamente por el gobierno de Xiomara Castro, esposa de Zelaya, con la utilización de recursos estatales para su organización y difusión.
Desde tempranas horas, la capital hondureña vivió una intensa jornada de movilizaciones convocadas por Libre. Más de 600 agentes de seguridad fueron desplegados en 12 puntos de control para garantizar el desarrollo del evento, que contó además con cortes de tráfico en al menos 28 accesos vehiculares desde Casa Presidencial hasta el Consejo Nacional Electoral (CNE).
#HCHNoticias | “Hoy conmemoramos esa oprobiosa fecha y seguimos exigiendo justicia”, destaca la candidata de Libre, Rixi Moncada en el marco de los 16 años del golpe de Estado. pic.twitter.com/KDhXoe3mzX
— HCH Televisión Digital (@HCHTelevDigital) June 28, 2025
El gobierno no solo facilitó logística y seguridad, sino que también puso a disposición del evento al Canal 8 —la televisora estatal—, que transmitió en vivo los discursos de los dirigentes oficialistas.
Además, varias instituciones públicas utilizaron sus plataformas de comunicación para emitir mensajes alusivos al golpe de Estado de 2009, en lo que ha sido interpretado por sectores opositores como una apropiación partidaria de la institucionalidad del Estado.
Durante su intervención, Rixi Moncada calificó el golpe contra Zelaya como “una herida abierta” en la historia del país y arremetió contra los partidos Nacional y Liberal, a quienes acusó de preparar un nuevo fraude electoral.
“No nos vamos a quedar callados. No les tenemos miedo. Hoy recordamos con dignidad, y mañana vamos a derrotarlos con el poder del pueblo”, declaró ante la multitud congregada.
Críticas a la politización del aparato estatal
Uno de los principales críticos de la jornada fue Jorge Cálix, diputado liberal y exmiembro de Libre, quien cuestionó en redes sociales y entrevistas el uso de recursos públicos para favorecer actos políticos del oficialismo.
Le recuerdo a @riximga a @manuelzr y a @XiomaraCastroZ que utilizar canal 8 para transmitir en vivo un evento politico, también es corrupción. Lo que era malo ayer cuando lo hacía JOH, sigue siendo malo hoy que lo hacen ustedes.
Son los mismos. Y por eso, #SeVan. Alisten sus…
— Jorge Cálix (@JorgeCalix) June 28, 2025
“Lo que ayer se señalaba como abuso de poder, hoy se repite con la complacencia del gobierno. Utilizar Canal 8 para transmitir propaganda partidaria también es corrupción”, denunció.
Cálix también criticó que funcionarios públicos utilizaran sus cargos y plataformas oficiales para lanzar mensajes de apoyo a un acto político partidario.
“El Estado no es una extensión del partido Libre, y la memoria histórica no puede utilizarse como excusa para hacer campaña con fondos del pueblo”, expresó.
Un evento simbólico y estratégico
La conmemoración del golpe ha cobrado fuerza en la narrativa oficialista desde la llegada de Xiomara Castro al poder en 2022. Este año, la movilización sirvió también como plataforma de visibilidad para Rixi Moncada, quien fue ungida como candidata presidencial de Libre con el respaldo de Zelaya y el núcleo duro del partido.
Su presencia al frente del acto busca consolidar su liderazgo entre la militancia en medio de divisiones internas.
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El 28 de junio de 2009, el entonces presidente Manuel Zelaya fue sacado de su casa por militares y enviado a Costa Rica en lo que fue calificado como un golpe de Estado por la comunidad internacional.
Su intento de impulsar una consulta ciudadana para instalar una cuarta urna, que eventualmente podría abrir la puerta a una reelección presidencial, fue considerado ilegal por sectores políticos y judiciales en su momento.
Hoy, 16 años después, el evento conmemorativo se convierte en una vitrina política de campaña, en un contexto donde la línea entre partido y gobierno parece cada vez más difusa.