El intento del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por recuperar influencia sobre el Canal de Panamá a través de la compra de dos puertos clave se ha debilitado. La empresa CK Hutchison, con sede en Hong Kong, mantiene el control sobre las terminales de Balboa y Cristóbal, mientras las presiones regulatorias de China alejan las posibilidades de que el consorcio estadounidense BlackRock concrete la adquisición.
Durante la última junta de accionistas, el director de CK Hutchison, Dominic Lai, confirmó que la transacción está sujeta a aprobaciones regulatorias en las que China tiene una voz predominante. Esta postura disipa las expectativas de Trump de utilizar a BlackRock para fortalecer el dominio estadounidense sobre la ruta interoceánica.
En diciembre, tras su victoria electoral, Trump calificó el canal como un “activo vital” para Estados Unidos y exigió su devolución, criticando el tratado firmado por Jimmy Carter en 1977 que cedió el control del canal a Panamá en 1999.
“Si no se respetan los principios, tanto morales como legales, de este magnánimo gesto de donación, exigiremos que se nos devuelva el canal de Panamá, en su totalidad y sin cuestionamientos”, advirtió Trump, generando la indignación de las autoridades panameñas que niegan que China tenga control sobre la vía interoceánica.
En marzo, CK Hutchison anunció la venta de su paquete global de 43 terminales —incluyendo los puertos panameños— a un consorcio conformado por MSC y BlackRock, en una operación valorada en $22,800 millones. Mientras MSC se haría con la mayoría de las terminales, BlackRock se quedaría con Balboa y Cristóbal. Trump celebró el anuncio como una victoria frente a China, que actualmente mantiene influencia en otros puntos estratégicos del canal a través de firmas asiáticas.
Sin embargo, en abril, el régimen chino lanzó una fuerte campaña mediática y política contra la venta, cuestionando su validez legal y exigiendo vetarla por “razones de seguridad nacional”. Esto provocó el desplome de las acciones de CK Hutchison en la bolsa de Hong Kong y la suspensión indefinida de la operación. Mientras tanto, medios estadounidenses reportaron que Trump instruyó al Pentágono a elaborar un plan militar para intervenir en Panamá.
En medio de la tensión, Larry Fink, presidente de BlackRock, sostuvo reuniones con altos funcionarios del gobierno estadounidense, promoviendo la compra como una solución comercial frente al avance chino en el continente.
Pero en mayo, durante la junta anual de accionistas, la firma asiática dejó entrever que la operación podría no concretarse. Dominic Lai recalcó que MSC es el principal interesado en las 43 terminales internacionales, mientras que BlackRock solo figura como adquirente de las terminales panameñas, un escenario que, con la oposición china, se vuelve cada vez más improbable.
Pese a estos movimientos, el gobierno de Panamá insiste en que la administración del Canal permanece bajo control estatal y que, independientemente de quién opere las terminales, la soberanía sobre la vía interoceánica no está en disputa.