Un día como hoy, en 1996, Pedro Castillo Mendoza y Roberto Girón fueron ejecutados por fusilamiento en Escuintla, Guatemala. Ambos hombres habían sido condenados por la violación y asesinato de Sonia Marisol Álvarez García, una niña de 4 años.
El fusilamiento se llevó a cabo en el campo de tiro de la Brigada Militar “Mariscal Zavala”, bajo estrictas medidas de seguridad. Fue la primera ejecución oficial por fusilamiento desde 1983 y la última en la historia moderna del país.
Transmisión en vivo y repercusión pública
El fusilamiento de 1996 en Guatemala se transmitió en vivo por televisión nacional. Miles de personas presenciaron la ejecución en tiempo real, lo que lo convirtió en un hecho sin precedentes en América Latina en más de una década.
Los condenados sobrevivieron a las primeras ráfagas de balas. Tras confirmarse que aún estaban con vida, un jefe de escuadrón disparó en la cabeza de cada uno para cumplir la sentencia.
La crudeza de la transmisión generó reacciones encontradas. Mientras parte de la población consideró la medida ejemplarizante, organizaciones internacionales de derechos humanos criticaron el acto y lo calificaron como una vulneración a la dignidad humana.
Contexto legal y cambios posteriores
En 1996, la pena de muerte en Guatemala estaba contemplada en la Constitución y podía aplicarse en casos de secuestro y homicidio agravado. Los jueces determinaron que Castillo y Girón cumplían con los requisitos para recibir la pena máxima.
Tras la controversia por la ejecución, el Congreso guatemalteco modificó el método de aplicación de la pena capital, sustituyendo el fusilamiento por la inyección letal, considerada más “humanitaria” por organismos internacionales.
Debate sobre la pena capital
El fusilamiento de 1996 marcó un antes y un después en la discusión sobre la pena de muerte en Guatemala. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Amnistía Internacional instaron al Estado a revisar sus procedimientos y garantías judiciales.
Con el paso de los años, la Corte de Constitucionalidad y la Corte Interamericana de Derechos Humanos limitaron la aplicación de la pena de muerte en el país. Actualmente, la pena capital permanece suspendida y sustituida por condenas de hasta 50 años de prisión.
Un hecho histórico en Guatemala
El fusilamiento de Pedro Castillo Mendoza y Roberto Girón sigue siendo recordado como un hecho histórico que dividió a la sociedad guatemalteca. Para algunos, representó justicia frente a un crimen atroz. Para otros, abrió una herida en el respeto a los derechos humanos.
Más allá de la polémica, la ejecución del 13 de septiembre de 1996 quedó registrada como el último fusilamiento en Guatemala y como un episodio que aún alimenta el debate sobre la validez y la ética de la pena de muerte.