Tribunal guatemalteco declara en rebeldía a funcionarios colombianos que trabajaron en la CICIG

Luz Adriana Camargo, fiscal general de Colombia, e Iván Velasquez, Gómez, embajador del país sudamericano ante el Vaticano, son acusados por el Ministerio Público de manipulación en el caso Odebrecht. Ambos formaron parte de la Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad.

Iván Velásquez Gómez y Luz Adriana Camargo, embajador de Colombia ante el Vaticano y la fiscal general del país sudamericano. Ambos trabajaron en la CICIG y ahora son perseguidos por el Ministerio Público guatemalteco.

La Sala Tercera de la Corte de Apelaciones del Ramo Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente de Guatemala declaró en rebeldía a 26 personas señaladas por el Ministerio Público en el marco del caso denominado Acuerdos Fraudulentos, Corrupción e Impunidad, una de las fases del expediente relacionado con la red de corrupción de Odebrecht. Entre estas figuran Iván Velásquez, excomisionado de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y embajador colombiano ante el Vaticano, y Luz Adriana Camargo, actual fiscal general del país sudamericano. 

Ambos son señalados por supuestos delitos de asociación ilícita, obstrucción de justicia, tráfico de influencias y colusión.

La Sala también decretó el arraigo de todos los implicados y ordenó la difusión de sus datos personales, fotografías y características físicas en los medios de comunicación. Además, resolvió que el caso sea conocido bajo reserva total, restringiendo el acceso a la información pública sobre el proceso.

Según explicó el jefe de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI), Rafael Curruchiche, el expediente involucra a exfuncionarios de la extinta CICIG y de anteriores administraciones del Ministerio Público, a quienes se acusa de haber “vendido, archivado o eliminado expedientes clave” relacionados con la red de sobornos de Odebrecht. Curruchiche aseguró que estas supuestas acciones no se debieron a la falta de pruebas, sino a “negociaciones oscuras e ilegales a cambio de favores o dinero”.

La resolución se emite en medio de fuertes cuestionamientos internacionales sobre la independencia del sistema judicial guatemalteco y en particular sobre las acciones del actual liderazgo del Ministerio Público, que ha sido señalado por perseguir a operadores de justicia que participaron en investigaciones anticorrupción en años anteriores. El expediente aún debe ser asignado a un juez contralor.

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